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Su ubicación territorial, hasta antes de 1913, abarcaba la franja de dominio comprendida por los ríos Bermejo y Pilcomayo, frente a las actuales localidades paraguayas de Pedro P. Peña, Gral. Díaz y Gral. Bruguez (Ver mapa). Su paulatino desplazamiento hacia nuestro territorio obedeció a varios factores como: la masiva colonización europea del Chaco argentino y el desplazamiento militar en la zona tanto del Ejército argentino como el boliviano. Los enfrentamientos tribales, especialmente con los Toba Qon, también contribuyeron para que los nativos, de a poco, cruzaran el Pilcomayo para definitivamente instalar sus comunidades hacia el territorio paraguayo.
Esto no significa que los nivaclé nunca hayan incursionado hacia el Paraguay, por la sencilla razón de que el concepto de territorialidad para los indígenas no es una demarcación que fija su hábitat, sino más bien se basa en la zona que utiliza para su subsistencia.
La presencia militar argentina en la zona por razones geopolíticas fue debido a que en la región no había una delimitación fronteriza definida entre el país vecino, Paraguay y Bolivia; este último, incluso estaba en un proceso de apoderamiento del Chaco paraguayo y también incursionaba por la zona.
Ante esa perspectiva coyuntural, el contacto con los blancos fue inevitable. Hay noticias ciertas que a partir de 1913 los nivaclé que no aceptaron reducirse huyen a territorio paraguayo, donde establecen una franja de dominio que abarca Pedro P. Peña, cerca de la frontera con Bolivia, sobre el río Pilcomayo, en el noreste; línea recta hacia el este hasta Mcal. Estigarribia y línea recta hacia el sur, llegando otra vez al río Paraguay hacia Gral. Díaz, incluso hasta Gral. Bruguez.
Las crónicas señalan que a partir de la ocupación militar de la zona del Bermejo por parte de los argentinos se registró solo un enfrentamiento con los nivaclé, y fue justamente en 1913, a orillas del río.
Los militares bolivianos, en cambio, se ensañaron con los nativos. A partir de 1920 la colonización boliviana avanzaba hacia el Chaco paraguayo. Se tienen datos que cada año los bolivianos incursionaban 50 kilómetros hacia el sur. Los nivaclé, dueños de ese terreno, oponían resistencia, lo que motivó al entonces presidente boliviano Bautista Saavedra civilizar a los nativos a través de un decreto del 10 de julio de 1924.
Este período de incursión boliviana fue pura guerra. Esta vez los nativos luchaban en las tierras reivindicadas por Paraguay.
Después de la Guerra del Chaco (1932-1935), al reconocerse el triángulo (Pedro P. Peña. Mcal. Estigarribia, Gral. Bruguez) habitado por los nivaclé como territorio nacional, las tropas paraguayas empezaron a desarmar a los nivaclé y a constituirlos como pueblos de esa zona.
Los indígenas también tuvieron contactos con los misioneros que llegaron en la zona en 1925. Tampoco fueron pacíficos con los mismos, pero ante los numerosos enfrentamientos que ya habían mantenido con los blancos, esta vez decidieron de a poco contactar con los religiosos del Oblatos de María Inmaculada; tal es así que allá por 1940 ya se tenían a los primeros conversos al cristianismo.
Otro hecho que consolidó la presencia de los indígenas como pueblo en territorio paraguayo fue el contacto que tuvieron en 1937 con los menonitas, pero recién en 1946 los nativos empezaron a mantener un contacto más directos con estos misioneros. En 1954 fueron bautizados los primeros indígenas.
Los descendientes de los antiguos nivaclé que se afincaron en territorio nacional constituyen hoy una de las 17 etnias reconocidas como autóctonas del Paraguay.
Según datos de los propios indígenas, en Paraguay viven actualmente 15.000 indígenas nivaclé nucleados en 30 comunidades. El Estado paraguayo ha asegurado a los nativos hasta el momento 134.185 hectáreas de tierra. Otras 2.000 hectáreas tienen compartidas con otros nativos de la zona. Obran en el INDI otros procesos de aseguramiento y ampliación de tierra para los aborígenes.
Próxima nota: Versión de los nivaclé paraguayos.