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Hace más de un mes, unos 300 indígenas se instalaron en el centro de Asunción, un grupo frente al edificio del Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) y otro en la Plaza de Armas, reclamando la salida de la presidenta Ana María Allen.
Además la Plaza Uruguaya fue invadida por indígenas de Caaguazú. Reclaman la compra de tierras por valor de US$ 8 millones. Igualmente piden víveres y chapas para retornar.
Las medidas de fuerza contra la autoridad del INDI afectaron el desempeño del ente a la hora de gestionar soluciones a los problemas de las diferentes etnias.
Muchos consideran un año perdido para llevar adelante proyectos a favor de los indígenas, pues el año electoral fue el primero en paralizar todo tipo de acción hasta agosto. A partir de ese mes, las protestas y movilizaciones hicieron que todo siga paralizado. Los líderes esperan que en el 2019 se reactiven los planes aplazados a favor de los pueblos originarios.
Los urbanos
De los nativos del Paraguay unos 3.000 se consideran urbanos y ya no piensan retornar al campo, pues aseguran que fueron expulsados por la agricultura mecanizada. En las ciudades tienen más posibilidades de acceder a salud y educación y por ello se ubicaron en las afueras de Asunción, Luque, Ciudad del Este y Coronel Oviedo.