Valenzuela explicó en conferencia de prensa la preocupación de la Iglesia por las familias campesinas agredidas en su salud, integridad y cultura. “Están siendo desplazadas a consecuencia de las fumigaciones tóxicas ejecutadas por las agroganaderas que no respetan las leyes ambientales y ni siquiera colaboran en impuestos para la redistribución de la inmensa riqueza generada en el país”, apuntó.
Al referirse a la situación de las escuelas católicas subvencionadas, lamentó que no hayan sido consideradas por el Fonacide, más sabiendo que están ofreciendo una educación de calidad a las familias más pobres, en medio de las limitaciones. “Deberían también recibir el mismo aporte que el Estado ofrece a las escuelas públicas”, indicó.
En otro momento, criticó la ideología de género que a su criterio quiere introducir en nuestro país otros tipos de costumbres que agreden la razón en vez de la naturaleza del varón y la mujer.
Valenzuela reiteró la posición de la Iglesia sobre la vida y en ese sentido sostuvo que siempre la defenderá desde su concepción hasta su muerte natural. Con esta postura rechazaron el aborto y la eutanasia.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
En el mensaje que dieron a conocer también recordaron a los indígenas para quienes los obispos pidieron mayor acompañamiento.
Los pastores lamentaron igualmente la politización con fines partidistas de todas las gestiones que se realizan ante el Estado, al igual que la situación de los jóvenes desocupados y de familias indigentes por falta de empleos dignos.
En el mensaje final también recordaron a los campesinos de Curuguaty. El vocero Valenzuela agregó que cinco de ellos están en huelga de hambre a la espera de un juicio justo. Al respecto, los pastores reclamaron una pronta definición judicial, al igual que los otros casos pendientes de juicios justos.
Todas estas preocupaciones fueron intercambiadas con el presidente Horacio Cartes y algunos de sus ministros que participaron de la asamblea del jueves. Ante ellos, los obispos manifestaron su preocupación por el dolor que están atravesando miles de familias campesinas, indígenas, así como las personas que están en los cinturones de las ciudades. “Hemos constatado que siguen las precariedades en salud, educación, justicia y en equidad. Todos estamos llamados a dar un aporte para alcanzar la equidad y el desarrollo integral de nuestro pueblo, para que haya una mayor distribución de la riqueza”, resaltó.
Los obispos reiteraron que seguirán acompañando al pueblo en sus esperanzas y dolores, porque “sus quebrantos también son nuestros”. Por otra parte, reconocen que les falta más radicalidad en el compromiso con la evangelización.
Para responder a estas realidades, los pastores se comprometen fortalecer la pastoral familiar, organizando en las diócesis acciones a favor de la vida. Igualmente, harán que las parroquias estén con las puertas abiertas para que los grupos de jóvenes y fieles sean anunciadores de la paz.
Asimismo, reiteraron que insistirán ante las autoridades el cumplimiento de sus compromisos enmarcados en la Constitución, combatiendo la corrupción administrativa y fortaleciendo a las familias más pobres.
Preguntado cuál fue la postura de Cartes cuando le plantearon estas inquietudes, monseñor Adalberto Martínez indicó que el Jefe de Estado dijo que están trabajando en la reducción de la pobreza. Agregó que los obispos reconocen ese trabajo. Con respecto al tema de los sojales, el Gobierno se comprometió a hacer cumplir las leyes ambientales y ya se está interviniendo; la Iglesia colaborará porque se está dañando a las personas y a los animales.
