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Alejandrina Fernández Soto (65) llegó ayer a las 4:30 al Hospital de Capiatá para tomar su lugar y esperar sacar turno con un clínico. Para eso tuvo que subir a las 3:50 en el primer bus que pasaba a 3 cuadras de su casa. “Estoy casi sin dormir y conseguí que me atienda el doctor que comienza a las 10:00. No pude conseguir el turno de las 7:00, ya que otros vinieron más temprano. Espero que me toque antes del mediodía”, dijo la mujer, al indicar que está cansada de tener que madrugar varias veces al mes para conseguir un turno.
Este caso se reproduce a diario en miles de usuarios del sistema de salud que requieren una atención en los hospitales y centros especializados de la cartera sanitaria. Varios tienen que ir ya en horas de la noche para tomar un lugar en la fila, ya que no tienen servicio de transporte muy temprano.
Es injusto que una familia tenga que pasar horas en un lugar insalubre para conseguir que un especialista le vea apenas unos minutos y para que le pidan estudios clínicos, que se consiguen también madrugando. Muchos ya ven normal que un niño o un anciano esté durmiendo en hospitales como el Centro del Trauma para conseguir número en consultorios, pero en realidad esto debe indignarnos, indicó Andrés Cristaldo (33) mientras esperaba que un especialista en rodilla lo atienda.
Falta de medicamentos
Algo que se arrastra desde hace 5 meses es la falta de algunos fármacos e insumos en los hospitales. El Instituto del Cáncer es uno de los sitios donde más inconvenientes se registran por el déficit en medicamentos. Varios pacientes deben interrumpir sus tratamientos por este inconveniente. Hasta la semana pasada, las pacientes con cáncer de mama estaban viviendo de las donaciones para poder realizarse sus quimioterapias.