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El psicólogo Víctor Caballero Álvarez, director de la Clínica del Aprendizaje y la Conducta, destaca que hasta los jóvenes pertenecientes a grupos sociales de escasos recursos anteponen la adquisición de dispositivos con acceso a internet a otras necesidades básicas.
El profesional indica que la educación de los jóvenes de la Generación Z es todo un desafío para el sistema en nuestro país, ya que nuestras escuelas aún mantienen un pensamiento analógico. “Aunque las TIC estén cada vez más integradas en las instituciones, lo que se les ofrece a estos chicos es una escuela analógica como soporte y recurso de adaptación para una realidad digital, que es en la que ellos están inmersos”.
Caballero destaca tres aspectos de esta problemática que tienen raíz en la escuela analógica: el primero es la dificultad en aprender según el modelo tradicional, porque los jóvenes Z ven obstaculizado su proceso de aprendizaje debido al énfasis vigente en el desarrollo de la escritura manual. “La escuela es una burbuja, donde solo unas cuantas horas se les exige usar esta capacidad, mientras que, al salir, el resto de su tiempo escriben tecleando, virtualmente”.
“Incluso el aprendizaje de las reglas gramaticales ya les sabe a inútil, teniendo correctores automáticos en sus dispositivos”, dice, y reflexiona que en ninguna parte está establecido que la finalidad es enseñar a escribir sobre papel con la mano, y que en la práctica ningún profesional universitario acumula tan siquiera un total de dos hojas manuscritas en una semana.
“La educación paraguaya debe facilitar la adaptación del educando a su realidad sociocultural, realidad que en este caso, nos guste o no, cada vez es más digital”, subraya.
El segundo aspecto negativo de las escuelas analógicas vs. los estudiantes de la Generación Z, según Caballero, es la guerra declarada a los dispositivos digitales en las aulas.
“Hasta el momento en nuestro país no se ha podido integrar los celulares y tabletas como recursos pedagógicos. Más bien se los combate frontalmente como elementos distractores. Si bien es cierto que en clase, hasta el momento, la atención de los alumnos se ve absorbida con las redes sociales, podrían utilizarse estos dispositivos para hacerles más interesante el aprendizaje”, opina.
Como tercer aspecto está lo que llama: el discípulo supera al maestro. “Esto debido a que el primero está constantemente actualizándose en foros, revistas digitales sobre temas de su interés y portales informativos en la web, mientras tiene enfrente a un docente que (con suerte) apenas sabe prender una computadora y redactar un texto en la misma, siendo lo ordinario su total ignorancia de las últimas novedades en avances y conocimientos porque lo que está enseñando lo aprendió en un libro (impreso), hace tal vez más de diez años. Por tanto, ese conocimiento en general ya suele estar desfasado”.
Caballero advierte que la educación paraguaya debe pasar por un profundo “aggiornamiento” si pretende dar respuestas a las inquietudes y necesidades de la educación “Z”.
“Nuestro sistema debe revisar su enfoque, paradigma y práctica pedagógica para evitar que estos educandos sigan sintiendo y diciendo que ir a la escuela o el colegio es solo un mal necesario, pero que en su vida cotidiana no les sirve absolutamente de nada”.