Emotiva boda de seis parejas en el Instituto Nacional del Cáncer

Porque para el amor no existen barreras, seis parejas en las que uno de los miembros es paciente del Instituto Nacional de Cáncer (Incan) contrajeron matrimonio ayer. Tanto la ceremonia religiosa como la celebración se llevaron a cabo en el propio hospital.

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CAPIATÁ (Gladys Villalba Jara, corresponsal). Olvidaron por un día los medicamentos, el tratamiento, cirugías y todas las preocupaciones, con los que conviven diariamente. Ante el júbilo de familiares, amigos y funcionarios del hospital, se inició la memorable ceremonia en que las seis pacientes del Incan (Instituto Nacional del Cáncer) dieron el sí y unieron sus vidas en matrimonio. Se casaron: Aquilina Silguero y Hugo Tintel; Juana Martha Benítez y Héctor Fernández; Sixta Olmedo y Juan Zárate; Virginia Lesme y Evelio Suárez. También en la ocasión, renovaron sus votos Eliza Barberán y Lucio Vera; Lidia Yegros y Agustín Chaparro.

El director del hospital, Dr. Julio Rolón, indicó que todo fue iniciativa de los propios pacientes. “No pudimos negarnos. Ante las adversidades, lo más importante es el amor, y lo que hoy vivimos acá es una muestra de ello. Nos enfocamos en los pacientes. Nos sentimos emocionados y motivados por lo que ellos transmiten. Nos sorprende la vitalidad que propagan, es como una contradicción. La energía que irradian podría hasta renovar la energía de Itaipú (risas)”, aseguró el galeno.

La presidenta de la Asociación de Mujeres de Apoyo contra el Cáncer de Mama (Amacma), Betsy Escobar, ratificó que la “idea” de realizar una boda comunitaria en el mismo nosocomio fue de las pacientes, familiares y amigos, con el apoyo de Amacma. “Nuestro granito de arena fue darles un instante de alegría y de amor. Estoy sorprendida por la actitud de las chicas, y eso es bueno”, indicó. Además, aseguró que, ante este primer paso, desarrollarán otras actividades donde los protagonistas seguirán siendo los pacientes.

La licenciada Gladys Moreira, psicóloga del Incan, comentó que esta celebración se basó en homenajear a la vida y al amor. “Queremos hacer realidad el sueño de algunas pacientes con esta boda comunitaria. El objetivo es dar un rostro humano a la enfermedad, resaltando que esta experiencia no está solo hecha de sufrimiento o dolor, sino que es una oportunidad para afrontar circunstancias adversas de la vida con actitud positiva, fortaleza y serenidad. En la lucha contra esta enfermedad, es importante rescatar y afianzar los lazos afectivos. Esto favorece la calidad de vida de las personas afectadas”, expresó.

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