El mirador y sus problemas

Si tomamos la calle Dr. José Montero hasta su final, llena de baches y pérdidas de agua, llegaremos al emblemático mirador de Itapytãpunta. Pese a la basura y la dejadez de su estructura, ofrece un paisaje único hacia el río Paraguay que transmite paz a quien lo disfrute.

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No obstante, la paz no dura mucho tiempo, ya que una vez que empieza a caer el sol, no es recomendable estar en el sitio, que es conocido por su inseguridad. Los vecinos mismos aceptan que es normal que ocurran robos y que el mirador sirve como lugar de encuentro para drogadictos y vendedores de los estupefacientes.

Al visitar el espacio recreativo, se pueden ver bancos y barandas pintadas recientemente; sin embargo, es solo un maquillaje para el estado de abandono en el que se encuentra el mirador. Los vecinos cuentan cómo escuchan cada tanto cuando trozos de piedras, pisos y hasta parte de las barandas caen al río, lo que pudimos presenciar al estar en el sitio.

No solo paisaje 

Mónica Caballero, mamá de cuatro niñas, contó cómo Itapytãpunta no es solo un mirador, sino una necesidad para ella y su familia. Hace años cruza con sus niñas todos los días a la mañana desde Chaco’i hacia Asunción en canoa. Debe hacer este trayecto sí o sí porque no hay almacén cerca de su casa, y debe comprar los alimentos para su hogar en la Capital.

Comentó que son muchos los que usan la entrada que existe en el mirador para llegar a Asunción y traer sus mercaderías o para dedicarse a la pesca. El problema es que la escalera que los sube desde la orilla del río hasta el piso del mirador está en las peores condiciones.

Hierros sueltos y maderas viejas y podridas conforman la escalera. “Es importante que se arregle. Casi le perdí a mi bebé cuando me caí hace unos meses”, relató.

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