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“Lo que escribo en la parte de arriba de la pizarra es para el primer grado; lo del medio, para el segundo grado; y lo de abajo, para tercer grado”, dice Idalina Molinas, la directora y única docente de la escuela Virgilio Franco Mercado, del asentamiento Arsenio Vázquez, ubicado a 80 kilómetros de Caaguazú.
Idalina tiene a su cargo 65 alumnos del preescolar al sexto grado y según afirma sus alumnos no reciben útiles y ella ni siquiera cuenta con el programa oficial para desarrollar clases.
“No tengo materiales. Doy mis clases a base de lo que aprendí. Pero hace seis años que me recibí y hay cosas que no me acuerdo”, cuenta.
Idalina fue la encargada de dar la “clase” en un aula precaria montada frente al Congreso por la Organización de Trabajadores de la Educación del Paraguay (OTEP-Sindicato Nacional). El aula, con una estructura de tacuaras y paredes de hule y cartón, con muebles precarios y libros viejos y rotos, es el fiel reflejo de la realidad de la mayoría de las instituciones educativas, según Blanca Ávalos, secretaria general de la OTEP.
“Montamos esta aula acá para que los parlamentarios nos vean. Queremos que se sepa que los recortes que hizo el Poder Ejecutivo en el pedido de presupuesto para el 2013 afectan principalmente a la construcción y el mobiliario y directamente a la calidad de la educación”, indicó. Sin embargo, los congresistas no se acercaron al lugar.
La OTEP quiere que el recorte de 320.000 millones de guaraníes sea repuesto, y que se apruebe también la adenda de 218.000 millones de guaraníes para pagar beneficios laborales a los educadores.
Si bien el Ejecutivo presentó la adenda de 218.000 millones, el MEC argumenta que el presupuesto no puede crecer más allá de la capacidad de recaudación que se proyecta para el 2013.