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Marzo no fue un mes al azar para proclamar esta fecha como Día Internacional de la Mujer, ya que se recuerda la lucha de las mujeres que en este mes del año 1908 llenaron las calles de La Gran Manzana, Nueva York (EE. UU.), al grito de “¡Pan y rosas!”, para reclamar mejoras salariales, derecho al voto, reducción de jornada y condiciones laborales dignas. Heredaban el inicio de lucha de las obreras del textil neoyorkino, quienes ya en 1957, también en marzo, levantaron la voz por sus derechos laborales hasta crear sus sindicatos en 1959. Estas protestas se vieron apoyadas fuertemente por el trágico incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist, en el edificio Axh de Nueva York. La mayoría eran jóvenes de entre 14 y 23 años, inmigrantes judías de Europa del Este e italianas que se ganaban la vida en esta fábrica de camisas en el distrito de Manhattan. 146 personas fallecieron, de ellas 123 eran mujeres. No pudieron escapar del fuego que se propagó rápidamente y pudo ser provocado por una colilla o por el motor de una máquina de coser. La fábrica era una ratonera; el incendio se produjo en el octavo, noveno y décimo piso; no tenía las escaleras en condiciones y solo funcionaba el ascensor; muchas de las 500 obreras saltaron por las ventanas para no morir quemadas. El incendio evidenció la falta de seguridad y condiciones infrahumanas en las que trabajaban las obreras textiles en esta y otras fábricas. Tras el desastre, toda Nueva York se unió en un duelo por las víctimas. Lo ocurrido trajo la solidaridad y ayuda internacional con Ladies’ Garment Workers’ Union (ILGWU), un sindicato de trabajadoras textiles pionero en la defensa obrera. A esta se sumaron otras organizaciones civiles y religiosas de mujeres. La tragedia del Triangle Shirtweist trajo importantes cambios legislativos.
Una fecha con historia
El reconocimiento de un Día Internacional de la Mujer marcó aún más el sentimiento femenino en la búsqueda de equidad, justicia e igualdad para las mujeres del mundo, a menudo separadas por diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas. Sin embargo, se cuentan más de 90 años desde que comenzó a latir el espíritu de reivindicaciones para lograr reconocimiento y espacio. La idea de un día para resaltar a la mujer surgió a fines del siglo XIX, en un tiempo de industrialización, expansión y turbulencia de las poblaciones e ideologías radicales. Fue en 1910, durante un congreso internacional de mujeres socialistas, cuando la alemana Clara Zetkin propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista. En 1917 las obreras rusas tomaban las calles reclamando “Paz, pan y libertad”, iniciando así la más grande revolución del siglo XX.
Después de décadas de lucha organizada, propuestas y debates formales (convenciones, congresos), la carta de las Naciones Unidas, firmada en 1945, fue el primer acuerdo internacional para afirmar el principio de igualdad entre hombres y mujeres.
Desde entonces la ONU ha ayudado a crear un legado histórico de estrategias, normas, programas y objetivos acordados internacionalmente para mejorar la condición de mujeres en todo el mundo.
Presencia milenaria
Con el paso de los años, negociaciones y espacios conseguidos por el feminismo, el Día de la Mujer ha ido perdiendo su carácter obrero, pasando a ser una jornada en la que reclaman derechos en todos los ámbitos. En algunos lugares, siguen demandando derechos básicos, como acceder a la educación, la cultura, el trabajo o la política. Miles de mujeres han logrado aportes muy importantes.
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