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La cristiandad celebra la Navidad en todo el mundo. El acontecimiento que conmemora el nacimiento del Niño Dios es resaltado por monseñor Valenzuela, en su mensaje al pueblo paraguayo.
En su análisis de la realidad que atraviesa el país, el pastor centra su mensaje en el tema del momento como es la Justicia, y mencionando citas bíblicas, dice que si la justicia de Dios trasciende las fronteras de la justicia humana, la eleva y la perfecciona para que sea base de la convivencia pacífica y armónica del pueblo.
Seguidamente se pregunta: “¿Cómo no soñar con el imperio de la justicia en nuestra sociedad paraguaya? Con una justicia pronta y eficaz, respetuosa de los derechos humanos y consuetudinarios, sea del humilde y o del grande, cuya motivación fundamental no debe ser el dinero fácil ni la ganancia inmoral ni la presión mediática, sino sea el restablecimiento de los derechos conculcados, sobre todo de aquel que no tiene cómo defenderse”. Recuerda el mensaje de la Conferencia Episcopal Paraguaya, que en su mensaje de Navidad manifestó su dolor por la corrupción evidenciada en estos días a partir de los escandalosos hechos de tráfico de influencias que someten al Poder Judicial e impiden que se haga justicia según el Derecho.
El obispo dijo que todos los paraguayos estamos invitados a mirar nuestros orígenes como pueblo, como nación; de qué manera se fue articulando nuestro país con el pueblo indígena, con la presencia de los españoles, con el anuncio de la fe cristiana por los franciscanos, jesuitas y por tantos misioneros y evangelizadores que impregnaron el mensaje de Jesús en la naciente nación guaraní.
Agregó que la Navidad recuerda al “príncipe de la paz, y pidió preguntarnos ante el pesebre ese gran legado espiritual y patriótico que hemos heredado de insignes testigos de la fe, de mártires y de héroes. ¿Cómo llevar adelante ese legado? “Vivimos en un tiempo en el que las instituciones se van afianzando. Las últimas elecciones internas de los partidos políticos es un ejemplo de avance positivo, de transparencia, de convivencia ciudadana, de respeto a la voluntad popular. Hay signos de progreso, de mejora que necesitamos afianzar y, al mismo tiempo, combatir los antisignos de la codicia, de la mentira, de la deshonestidad”, apuntó.
Seguidamente abogó por la unidad entre los paraguayos para labrar el progreso, el bienestar, la concordia entre todos los paraguayos. “Dios quiere que el corazón de nuestras autoridades sea semejante al de Él: Autoridades con el corazón de Dios; con un espíritu de servicio, de humildad y de sencillez; autoridades cuya consigna fundamental sea el amor a la patria, veraces, honestos, eficientes, defensores de los pobres y de los desposeídos”, afirmó en su mensaje.
Finalmente, resalta que la Iglesia defenderá la familia y el matrimonio entre una mujer y un varón, defenderá igualmente siempre a la mujer de todo atropello y violencia rechazando las ideologías que la sometan a objeto de consumo o desnaturalicen su verdadera identidad femenina según el plan divino de la creación.