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PEDRO JUAN CABALLERO (Cándido Figueredo Ruiz, de nuestra Redacción Regional). La víctima del plagio fue identificada como J. G. S. (11), quien es hijo de Gabriel Soria, un conocido veterinario de esta frontera, y nieto del ingeniero Agustín Soria.
Familiares del menor residentes en la fronteriza ciudad brasileña de Ponta Porã acudieron a la Policía Civil brasileña, que ya habría contactado con los agentes policiales de nuestro país.
Según los datos, el secuestro se produjo en la madrugada y los secuestradores estarían pidiendo una fuerte suma de dinero para su liberación, la cual rondaría los 400.000 reales (unos G. 600 millones), hecho que fue desmentido después por el abuelo de la víctima.
“Fue a las 4:00 de la mañana por ahí. Entraron y abrieron la puerta de la cocina y fueron directo a la pieza”, relató uno de los empleados de la vivienda.
Según el relato del testigo, uno de los delincuentes habría dicho: “Tranquilo nomás, hagan todo lo que digo que no va a pasar nada”, a la vez de exigir el dinero.
Según primeros datos, los captores del menor habrían dejado un chip nuevo de una operadora de la línea Personal para realizar el contacto.
“No le hagan daño”
Agustín Soria, abuelo del menor secuestrado, imploró a los captores que no le hagan ningún daño a su nieto.
“Les pido, por favor, que no hagan daño a mi nieto. Nosotros no tenemos problemas con nadie; hace más de 45 años que vivimos en esta ciudad, trabajando y luchando como cualquier familia común de esta sociedad”, imploró Soria.
Datos llamativos
Hay varios datos que llaman la atención en el secuestro.
Uno de ellos es que los secuestradores, que serían cuatro, ingresaron sin ningún tipo de problemas al patio de la vivienda, y luego entraron a la casa a través de la puerta de la cocina, sin violentar la cerradura.
La vivienda, que no posee cámaras de circuito cerrado, esta ubicada en pleno centro de esta ciudad.
Otro hecho llamativo es que los dos delincuentes que entraron en la vivienda insistentemente exigían al padre del menor, Gabriel Soria, que les entregue una suma de dinero que los secuestradores dijeron que él tenía en su poder.
Los secuestradores –tras llevarse al menor, que dormía en su cama– huyeron del lugar llevándose también un automóvil Chevrolet Corsa con chapa brasileña.