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Los sicarios golpearon al hombre y le exigieron el pago de 200.000 dólares en un plazo menor de 15 días.
De lo contrario, toda su familia sería asesinada, según la denuncia que hizo Emiliano Fernández en la Fiscalía de Curuguaty poco antes de abandonar el municipio de Ypejhú.
El fiscal Jorge David Romero dijo al respecto que solicitará las imágenes de los sistemas de circuito cerrado de la zona para revisar la actuación de los sicarios que atacaron al comerciante y a su familia.
Según los datos a los que accedimos, el día en que los sicarios destruyeron e incendiaron las viviendas y playa de venta de vehículos de la familia Alderete Peralta también atropellaron la vivienda de Emiliano Fernández, a quien le golpearon con armas largas.
Según una fuente de la Fiscalía de Curuguaty, los malvivientes amenazaron a Emiliano Fernández desde el número de celular brasileño +556798070273.
Este número ya obra en manos de los policías de Antisecuestro de Paraguay y también ya lo manejan los agentes de las Policías Civil y Federal del Brasil, cuyos representantes cruzaron al lado paraguayo para colaborar en la investigación.
Comandante y director priorizan comercios y estancias
La suerte de los habitantes y de la misma ciudad de Ypejhú es responsabilidad del comandante de la Policía, comisario general Walter Vázquez, y del director de Policía de Canindeyú, comisario general Vidal Achucarro.
Estos llegaron a la zona solamente para una demostración ante la prensa y no precisamente para ver y solucionar la incomodidad de la ciudad y ahora nuevamente los pobladores se quedaron abandonados a su suerte, según ABC Color pudo corroborar.
El director de Policía, supuestamente, se encarga de hacer cubrir las grandes zonas comerciales del departamento y las estancias de la región, que a su vez dejan millonarias ganancias para la corona, según fuentes de la propia Policía.
El fin de semana solamente dos policías estaban custodiando la frontera con Brasil.
La sensación de inseguridad y el miedo volvieron a Ypejhú luego del bombardeo que ocurrió en las viviendas de la familia Alderete, de acuerdo con la queja común que se escuchó en la zona.