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El Dr. Freddy Muñoz, forense, afirmó que por la magnitud de los golpes que se evidencian en el cuerpo de la menor Carolina Marín (14), se puede concluir que los mismos no fueron causados por “una ramita” de guayabo, como mencionó su tutor, Tomás Eligio Ferreira Rojas (49).
Ramona Melgarejo Figueredo (58), la tutora legal, quien es funcionaria del Registro Civil de la ciudad de Vaquería, en contacto con radio ABC Cardinal intentó minimizar el hecho ocurrido y hasta trató de quitar responsabilidad sobre su pareja (Ferreira Rojas).
La mujer puso la carga sobre un albañil, con quien su cónyuge dijo que había encontrado a la menor besándose y que supuestamente fue lo que le motivó a castigar a la niña con una “ramita”.
En el informe del médico forense se detalla que Carolina Marín tenía rastros de lesiones provocadas por un objeto contundente en el sector de la espalda, región lumbar, en los glúteos, en los muslos y piernas. La causa de muerte fue catalogada como “politraumatismo causado con arma contundente”, según consta en el documento oficial.
El doctor Muñoz señaló también, a radio Monumental, que la víctima “tenía un enorme hematoma en el lado derecho (del cuerpo)” y agregó que en esa zona se encuentran ubicados órganos vitales como el hígado, además del riñón y pulmón.
En cuanto a la sospecha de que la muerte pudo haber sido causada por una intoxicación con fármacos, el forense manifestó que se extrajeron muestras de sangre de la menor y que todo apunta a que su deceso fue a causa de los golpes que recibió.
En su momento, el fiscal del caso, Gustavo Chamorro, imputó a Eligio Ferreira por homicidio culposo, afirmando que “no dimensionó que le había provocado una lesión grave”.
La Municipalidad y la Junta Municipal de Vaquería emitieron un comunicado ayer en el que exigen a la Fiscalía el cambio de la carátula sobre la muerte de la adolescente, a homicidio doloso. Ya se solicitó la prisión preventiva del hombre en la Penitenciaría Regional de Cnel. Oviedo.
Una vecina de Vaquería confirmó a ABC Color que la niña era explotada como “criadita” y frecuentemente sufría maltratos en la casa de sus tutores. “Ella siempre fue muy maltratada, explotada, desde que entró a esa casa. Desde los 3 años (de edad) siempre escuchábamos los gritos, pero tienen la muralla muy alta, nunca pudimos ver lo que le hacían”, expresó la ciudadana.