De acuerdo a los datos recabados por agentes de la comisaría 9ª metropolitana, el siniestro se inició a las 06:20 aparentemente al encenderse una de las computadoras de la oficina administrativa.
“El jefe de Informática de la firma, René Cano, y la limpiadora de la oficina, María de la Cruz de Azcona, divisaron un principio de incendio e intentaron apagarlo con extintores. Al no lograr su propósito contactaron con los bomberos”, explicó el titular de la Policía Metropolitana, Crio. Princ. Reinaldo Ojeda.
El jefe policial explicó que el siniestro se expandió con rapidez y arrasó con tres compartimientos grandes, donde estaban almacenados productos listos para la venta, principalmente insecticidas y bolsas de semilla.
Humo y curabichera
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La densa humareda emanada del depósito en llamas obligó a los efectivos policiales a desviar el tránsito de la avenida Artigas y su toxicidad amenazó con afectar la salud de la gente que estaban en los alrededores, principalmente el sanatorio La Costa.
Por otro lado, del depósito salió un torrente de líquido lila que entró en contacto con el agua usada por los bomberos para sofocar las llamas y que en un momento preocupó a los presentes.
Silvia Weyer, jefa del Departamento de Manejo y Uso Seguro de Agroquímicos de la Senave, explicó que se trataba de curabichera, un químico antiparasitario para bovinos, y que hicieron una barrera con arena para evitar que llegue hasta el río.
Reacios a proveer agua
El comandante general del CBVP, Carlos Torres Aluja, confirmó que los directivos de la empresa Automotor SA se mostraron al principio reacios a colaborar con ellos en el combate al fuego, aunque luego accedieron. “En el primer momento se negaron y nos autorizaron a usar mil litros porque el resto lo destinarían a los talleres. Luego accedieron a proveernos más, pero fue después de que ya solucionamos el problema del agua”, reveló.
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