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Subcomisaría 10ª de Capitán Giménez
El 21 de setiembre de 2011, aproximadamente a las 22:00, el suboficial 2º Vicente Ignacio Casco Vargas (30) y el suboficial 2º Salbador Fernández Fernández (28) fueron asesinados en un cobarde ataque del Ejército del Pueblo Paraguayo a la subcomisaría 10ª de Capitán Giménez, ubicada en el kilómetro 53 de la Ruta V “Gral. Bernardino Caballero”, a 12 kilómetros de Horqueta.
La incursión de los criminales se inició luego de que el jefe, subjefe y otros dos uniformados que estaban de guardia se ausentaran de su unidad por algunos minutos.
Los militantes del EPP ya tenían rodeada la subcomisaría desde un monte que da hacia la parte posterior. Cuando se dieron cuenta de que solo dos agentes estaban adentro, atacaron.
El primero en caer fue Vicente Casco. Este estaba sentado en una silla de madera, frente a la oficina de guardia, pero al notar la llegada de los criminales, el suboficial se encerró y hasta llegó a pedir socorro. “¡Refuerzos, refuerzos, comisaría de Capitán Giménez!”, dijo Casco tres veces por la radio.
Como ya estaba rodeado, los delincuentes lo intimaron a salir o iban a volar todo el lugar. Ni bien salió con las manos en alto, Vicente recibió un balazo de escopeta en el muslo, cayó al piso y quedó agonizando por varios minutos, hasta que murió desangrado. Mientras tanto, los miembros del EPP tomaron el resto de la unidad y detonaron varias bombas en la oficina de guardia, la cocina y el dormitorio.
El suboficial Salbador Fernández, al presenciar la ejecución de su camarada, intentó huir hacia la parte trasera, pero fue tomado por los fusileros que cubrían ese sector. Lo hicieron acostar boca abajo y con la mano en la nuca, y después le dispararon en la espalda con una pistola calibre 9 mm.
El más cruel hallazgo en Ñemby
El 21 de setiembre de 2004, cerca de las 18:45, Cecilia Mariana Cubas Gusinky, entonces de 31 años, fue secuestrada sobre la calle Machió, 50 metros antes de llegar a su residencia del barrio Laguna Grande de San Lorenzo.
La hija de Raúl Cubas Grau, expresidente de la República, circulaba en su camioneta Nissan Patrol, color bordó, y fue interceptada por un automóvil Fort Escort rojo y otro Volkswagen Santana negro.
Los criminales rociaron primero con 15 disparos la camioneta de Cecilia, con una pistola calibre 9 mm, y también efectuaron al menos cuatro tiros más con un fusil M-16, calibre 5.56, que inutilizaron el motor.
Los delincuentes rompieron con un mazo la ventanilla de la camioneta y sacaron a la joven, a quien alzaron al Santana negro, en el cual también huyeron todos los secuestradores.
En cambio, el Fort Escort quedó abandonado en el mismo sitio, ya que fue utilizado solo para chocar la camioneta de Cecilia.
Inicialmente, la banda exigió US$ 5 millones de rescate, aunque luego bajaron sus pretensiones a US$ 1 millón. Durante el desarrollo del secuestro, la gavilla envió varias pruebas de vida, como una foto de la joven con un periódico en mano, además de una carta.
El 12 de noviembre de ese año, la familia entregó en Caaguazú US$ 300.000 dólares, pero posteriormente los captores comunicaron que dicho monto era tomado solo como una “multa”.
Finalmente, el cuerpo de la joven fue hallado en un túnel en la “casa del horror” de Ñemby, el 16 de febrero de 2005.