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Christopher Edward y su guardaespaldas Rafael Isis Medina iban en una camioneta con destino a un punto del establecimiento. Cuando llegaron al río Aquidabán para tomar una balsa y cruzarlo fueron interceptados por un grupo de hombres fuertemente armados, que serían miembros de la Agrupación Campesina Armada (ACA). Los criminales abrieron fuego contra el rodado para atemorizar a Edward y dominarlo, a quien querían secuestrar.
Sin embargo, Edward, Isis Medina y otro centinela que estaba esperando en la balsa respondieron a los tiros.
En medio de la balacera, el administrador de la estancia y sus custodios se arrojaron a las aguas del Aquidabán, y la corriente los alejó del sitio. De esa manera lograron escapar de los criminales.
Al escuchar los disparos, otros empleados del establecimiento se acercaron al sitio y ayudaron a sus compañeros. El vehículo en el que iban Edward y su guardia recibió más de 20 impactos de proyectiles de grueso calibre en el lado del conductor. Los ocupantes del rodado bajaron del lado contrario y saltaron al río.
La huida
Debido a la poca señal que existe en el lugar, las comunicaciones se tornaron complicadas y los rumores de que el secuestro se materializó proliferaron en la zona, hasta que el capitán Luis Amílcar Vera, vocero de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), aclaró que los mencionados hombres no fueron llevados.
Además, el citado portavoz señaló que Edward y Medina ya estaban siendo asistidos por la fuerza de seguridad. El enfrentamiento aparentemente no produjo heridos. Los miembros de la FTC hicieron un recorrido y no hallaron rastros de los delincuentes.
El establecimiento Agüerito está ubicado en el distrito de Horqueta, departamento de Concepción, en una zona de influencia del referido grupo criminal.
Las fuerzas del orden ya tuvieron varios encontronazos con esa banda, y en uno de ellos uno de sus líderes, Albino Jara Larrea, cayó abatido, en los alrededores del referido establecimiento ganadero.
También se produjeron otros hechos de sangre dentro de esa franja de terreno que compone la hacienda.
Rondan la zona
Moradores del área rural mencionada siempre denuncian que suelen ver columnas de hombres con uniforme camuflado rondando en la región. Esa es zona en la que usualmente se movieron los integrantes del EPP y que ahora lo hacen también los de la ACA casi cotidianamente.
Estos delincuentes, igualmente, en forma habitual amedrentan a los trabajadores de las estancias y exigen pagos para no atentar contra ellos, según las quejas.
El río Aquidabán, que divide la referida estancia, es el que utilizan los miembros de dichas bandas criminales para escapar después de los ataques que cometen, pero esta vez les sirvió también a Christopher Edward y su custodio para frustrar un inminente secuestro.
La estancia Agüerito pertenece al ciudadano brasileño Renato Resende, quien fue intimado por el EPP en el 2012 a pagar US$ 10.000 y entregar carne faenada para aportar a la “lucha” del grupo criminal, pero el estanciero se negó a tal pretensión. Debido a eso los delincuentes atacaron reiteradas veces la hacienda.
Esta vez, el objetivo de los malvivientes era llevar a Christopher Edward para luego pedir dinero a cambio de su liberación.
Una zona de constantes ataques
La estancia Agüerito cuenta con varios antecedentes que involucraron tanto a la Agrupación Campesina Armada (ACA) como a la banda Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). La vinculación con la ACA se debe a que en esa zona el 6 enero de este año el cabecilla del grupo, Albino Ramón Jara Larrea (23), y su pareja, la joven Liz Rocío Moraes (18), fueron abatidos por efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
Al EPP se lo vincula con esa área debido a que llegó a tener en ese sector un “campo de entrenamiento” entre el 2004 hasta el 2006. Un exmiembro del grupo armado, Rubén Darío Bernal, quien abandonó el campo, fue el que confirmó esta información ante la fiscalía.
El primer atraco se produjo en marzo del 2012, cuando el capataz de la estancia Agüerito y su familia vivieron momentos de terror al ser tomados de rehenes por un grupo. En aquella ocasión un comando armado del EPP tomó por asalto la caseta en la entrada de la citada hacienda. Luego prendieron fuego al sitio y dejaron algunas exigencias, por escrito.