Exfuncionario del ente, con secuelas

Isabelino Raúl Álvarez es un exfuncionario de la ANDE que en abril de 2004 fue una de las víctimas de la explosión de un transformador de la represa de Acaray, de Hernandarias, Alto Paraná, oportunidad en la que también se habló de que existieron rastros de askarel.

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Ahora, 11 años después de aquel accidente, Álvarez presenta serias consecuencias en su salud. El funcionario de la entidad de electricidad estaba en aquel momento cerca del transformador y, en el momento de la explosión, sufrió salpicaduras del tóxico aceite.

“La verdad, desde hace un buen tiempo mi vida se convirtió en un constante estudio médico. Últimamente, me paso más en la cama, porque me cuesta mucho caminar y también voy perdiendo la vista; estoy quedando ciego”, dijo a ABC Color el señor Álvarez.

El exfuncionario agregó que los médicos hasta ahora no pueden darle un diagnóstico definitivo de su mal. “Hasta hoy no se sabe qué realmente tengo, pero todos los días tengo que hacerme estudios para ver qué es lo que me pasa”, explicó Álvarez.

Dijo que trabajó en la ANDE 25 años y que se retiró de la institución hace un tiempo, cuando ya casi no podía realizar tareas. “La ANDE me pagó algunos tratamientos médicos, pero después nada. Mi familia es la que se hace cargo ahora”, dijo.

Señaló que hasta la fecha ningún estudio comprobó fehacientemente que sea el askarel el causante de su problema, pero su salud viene deteriorándose desde aquel accidente de 2004. “Todo es muy raro”, dijo.

Tras la explosión en Acaray, los equipos que resultaron afectados fueron traídos a Asunción. En aquella oportunidad, además de Álvarez, fueron hospitalizados los funcionarios Estanislao Ayala Díaz, Antonio González Martínez y Luis Alberto Acuña Álvarez, según los antecedentes.

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