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El informe dado a conocer por el Ministerio de Justicia anoche señala que se encontró dentro de la cárcel de Tacumbú un paquete con explosivos de aproximadamente 800 gramos y que se dio aviso a las autoridades policiales.
El oficial segundo Bruno Babanoli, quien estuvo encargado del operativo, señaló que “un guardia del penal divisó que algo se quemaba y fue a ver, encontrando que se trataba de una mecha, que la apagó. Cuando llegamos encontramos que en una bolsa de polietileno había un envase de leche que en su interior poseía gelamón (explosivo en gel) que tenía un detonador y una mecha”.
El agente dijo que con sus colegas sacaron el explosivo a la calle para verificarlo y encontraron que el artefacto estaba “vivo”, o sea, presto para estallar.
“Este explosivo es utilizado en las canteras y, de acuerdo con lo que tenemos acá, al explotar en el muro iba a hacer un hueco por el cual iban a poder escapar los presos”, apuntó Babanoli.
El policía aclaró que la carga no era tan potente como se dijo en un momento y que podía derribar todo el muro perimetral, sino que era para hacer un boquete pequeño. Sin embargo, iba a ser fácil que los internos huyan por ese sector.
El gelamón se puso cerca del pabellón Adventista, sitio donde se encuentran recluidos muchos presos, pero lo que se cree es que la fuga tenía que beneficiar a peligrosos narcotraficantes y miembros del Primer Comando Capital (PCC).
El gelamón o dinamita en gel es un explosivo muy costoso, por lo que se cree que internos con gran poder económico fueron los que financiaron el frustrado escape.
El fiscal Joel Cazal tomó intervención y luego se realizó una requisa general en el penal en busca de más explosivos. Hasta el cierre de nuestra edición proseguía la búsqueda.
La introducción del gelamón al penal habrá tenido complicidad de guardias y es eso lo que ahora se investiga. También se quiere saber quiénes están tras ese plan de fuga masiva.