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La investigación se inició el viernes de noche, cuando el viceministro de Seguridad Interna, Jalil Rachid, recibió en Asunción un informe sobre una megacarga de 20 toneladas de marihuana prensada que salió a bordo de un camión desde la zona de Curuguaty y que debía llegado hasta Salto del Guairá para cruzar a territorio brasileño. Rachid fue avisado por sus antiguos informantes de la época en que se desempeñaba como agente fiscal en la zona.
El camión fue interceptado sobre la Ruta X, por policías de la comisaría de Katueté, quienes se enfrentaron a tiros contra los traficantes, que en teoría debían tener “tránsito libre”.
El cargamento, que pasó a ser el segundo mayor incautado en la historia del país, era escoltado por una camioneta Toyota Hilux color plata.
Los informes de inteligencia llevaron el sábado último al fiscal local, Lorenzo Lezcano, a allanar la imponente residencia en Salto del Guairá del supuesto escolta de la mercancía, el policía Benicio Silva, de 31 años, quien justamente tiene un vehículo igual al descripto por los uniformados.
El procedimiento se hizo con la Senad, debido ya a la desconfianza contra la Policía local.
Silva es un suboficial que ya había sido detenido en el año 2009, tras atropellar una barrera cuando transportaba más de 700 kilos de “macoña”. Su labor actualmente consistía en juntar los cargamentos de varios narcos y hacerlos llegar adonde estos quieran. Es decir, un fletero bien remunerado.
“Invertía” G. 153 millones por cada viaje
Benicio Silva, obviamente, ya no fue encontrado en su casa, de donde se llevó hasta el sistema de circuito cerrado. Pero sin querer, olvidó algo mucho más importante: las anotaciones de los sobornos que daba a la Policía, puesto por puesto.
Uno de los dos escritos, de puño y letra del polinarco, revela que cada viaje con droga, desde Curuguaty hasta Brasil, le costaba por lo menos G. 153 millones, que incluyen los presuntos sobornos a un alto jefe policial en Asunción, identificado con la sigla “S”, que dice que recibía “10.000”, en referencia a un supuesto pago de G. 10 millones.
También figuran presuntamente agentes de Antinarcóticos, identificados con las siglas “Nar 1” y “Nar 2”, que cobraban “8.000”, es decir, G. 8 millones.
En la misma nómina, aparecen quienes serían el jefe de Policía de Canindeyú, con las siglas “JP”; el jefe de Orden y Seguridad, con las siglas “JO”, y el jefe de Investigación de Delitos en Salto del Guairá, con las siglas “Intg S”. Todos ellos recibían presuntamente G. 5 millones por cada cargamento puesto en ruta.
Después, aparece la lista de todos los puestos policiales en el camino de la droga, y se menciona hasta a Automotores e Interpol entre quienes hacían “la vista gorda” al narcotráfico. La “contabilidad” también incluye gastos imprevistos y el combustible del camión.
En el otro escrito hallado en la casa de Benicio Silva, sobre la cuota mensual que pagaba para traficar tranquilo en Canindeyú, sigue apareciendo el jefe policial capitalino, con la sigla “S”, pero que recibiría G. 8 millones.
“JP” y “JO” también cobrarían G. 5 millones al mes, y otra vez figuran casi todos los puestos policiales situados en la ruta del tráfico, obviamente con sus asignaciones mensuales.
Entre otros, aparecen los agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), que trabajan en Salto del Guairá y en Curuguaty, que recibirían G. 2 millones por cada oficina.
Asimismo, la anotación enseña cuánto reciben aparentemente los efectivos de Interpol, de Antinarcóticos y los de los puestos de control del kilómetro 7, del kilómetro 21 y del kilómetro 35, entre otros, que supuestamente tendrían que combatir el narcotráfico. Entre los “mensualeros”, también aparece hasta la Senad, con G. 3 millones de soborno.
Como en los escritos encontrados en el procedimiento no figuran las fechas de los pagos a los policías corruptos, el Ministerio Público ahora deberá determinar si las anotaciones son recientes o de qué época específica. La Policía, comandada por Críspulo Sotelo, mantiene como jefe de Policía en Canindeyú a Óscar Isabelino Ruiz López; como jefe de Orden y Seguridad a Luciano Capdevila Pico y como jefe de Investigación de Delitos al hermano de este, Pedro Capdevila Pico.
Los “patrones” de la zona
El polinarco ahora prófugo, Benicio Silva, no trabaja directamente en la producción y acopio de marihuana, sino que ofrece a los grandes “patrones” del departamento de Canindeyú el servicio de flete de sus cargamentos, a cambio de un cierto monto.
Según los datos que manejan los antidrogas no involucrados en el esquema corrupto, las 20 toneladas incautadas en Katueté pertenecerían a al menos ocho dueños distintos.
Pero la red que resultó más perjudicada sería la que dirige un joven y “prometedor” traficante asentado en Salto del Guairá, últimamente conocido como “el señor de los cielos”, cuyas conexiones serían reveladas hoy por el Ministerio del Interior.