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“Marcelo Piloto” se ganó dicho seudónimo gracias a su habilidad para enviar drogas y armas vía aérea.
Fue capturado en 1998, y estuvo encerrado hasta 2007, cuando fue beneficiado con salidas transitorias. Sin embargo, en la primera oportunidad, ya no volvió a la cárcel.
Después, se especializó en el robo de vehículos y asaltos a camiones, que después eran vendidos en el mercado negro paraguayo.
En 2009, lideró un enfrentamiento en el que fue derribado un helicóptero de la Policía Militar, siempre en Río de Janeiro.
Fernandinho Beira Mar le cedió a “Marcelo Piloto” el mercado de tráfico que dejó el también capo Marcelinho Niterói, abatido por la Policía Federal en 2011.
Al año siguiente, comandó un espectacular rescate de otro jefe narco, Diogo de Souza Feitoza, alias “DG”, quien estaba preso en una Delegación de la Policía Civil de Río de Janiero.
Desde ese incidente, se refugió en Paraguay, país que conocía gracias a sus contactos que le compraban los vehículos que robaba con su banda.
En la frontera de nuestro país, específicamente en Alto Paraná, rápidamente acaparó el negocio de envío de drogas y armas para el Comando Vermelho y pasó a ser uno de sus principales proveedores.
Vivía cómodamente en el Paraná Country Club de Hernandarias hasta que ocurrió el robo de los 12 millones de dólares de la sede de Prosegur de Ciudad del Este, ilícito con el cual fue vinculado por la Policía paraguaya, y tras el cual se trasladó a la región Sur.