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El interno Gustavo Quiñónez es quien se encuentra entre la vida y la muerte en el hospital, afirmaron integrantes de un grupo religioso de la Pastoral Social, quienes denunciaron el caso ante los medios de comunicación ante la falta de respuestas a sus reclamos por parte de las autoridades penitenciarias, señalaron.
La ola de violencia en el reclusorio supuestamente ocurre a diario, pero que los “capos”, los más pudientes, no son sancionados mientras que los más carentes de dinero son castigados severamente, dijeron.
Un tal Víctor Chaparro, capataz de uno de los pabellones, sería el principal cabecilla de los enfrentamientos, y tendría protección de los guardiacárceles y del propio director, según los demandantes. Hace dos semanas el citado preso, ahora internado, fue atacado a puñaladas. En el centro asistencial público de la zona le sometieron a una intervención quirúrgica.
Por su parte, el director del penal, Hugo Bogarín, explicó que efectivamente ocurrió tal hecho y que ello fue informado debidamente al Ministerio Público. Además afirmó que el acusado, Chaparro, es autor confeso y que afrontará a la justicia por el hecho.