Crimen de adolescente en Loma Pytã fue durante un rito satánico

El asesinato de la menor Karina Elizabeth Sánchez Monges (17), cuyo cuerpo fue hallado calcinado en el predio de la ex-Caballería, en Loma Pytã, habría sido en el marco de un rito satánico, confesó a los investigadores el exnovio de la víctima, Juan Ramón Solís Ferreira (19). Otros dos jóvenes también participaron del crimen.

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El principal sospechoso del alevoso crimen, Juan Ramón Solís Ferreira (19), supuestamente pertenecía a una secta satánica desde el año pasado. El joven además trabajaba como auxiliar en una oficina de despachos aduaneros.

Efectivos del departamento Antisecuestro de la Policía detuvieron al sospechoso inmediatamente después del hallazgo del cuerpo, debido a un mensaje de texto que había enviado a la víctima, en la tarde del sábado 5 de enero, fecha en que se denunció la desaparición de la menor.

En el mensaje, el joven le pedía a su exnovia encontrarse en el predio de la ex-Caballería, donde precisamente fue hallado el cadáver, señalaron las fuentes.

Al principio, el sospechoso intentó negar su vinculación. Como coartada, expuso que ese día estuvo en la casa de una amiga, en Mariano Roque Alonso.

Pero luego de que los investigadores le exhibieron los elementos en su contra, supuestamente Solís Ferreira admitió el crimen.

El joven relató que a principios del año 2012 se inició en una secta satánica, que tiene sus seguidores en varios barrios de la capital y algunas ciudades del departamento Central.

Los miembros de este grupo se reúnen los viernes de noche en uno de los cementerios del área metropolitana.

Supuestamente, Solís Ferreira aprobó todos los exámenes iniciales de la secta, como el sacrificio de animales y robo de cadáver, pero le faltaba la última prueba, el pacto de sangre, que incluía la ofrenda de una vida humana.

Para ello citó a su exnovia en el predio de la ex-Caballería, donde supuestamente acostumbraban encontrarse cuando mantenían una relación sentimental.

Pero cuando la adolescente llegó a la cita fue reducida a la fuerza por otros dos desconocidos, también miembros de la secta, quienes la tiraron al suelo.

Mientras uno de los sujetos la agarró de un brazo, el otro hombre la tomó del otro brazo y, a la vez, la estranguló. En tanto que Juan Ramón presuntamente se encargó de tomarla de las piernas.

Tras asesinar a la menor, los tres se hicieron un corte en el dedo índice derecho con un puñal y derramaron su sangre sobre el cuerpo de la víctima, con lo que sellaron supuestamente el pacto.

Luego de que sus dos cómplices se retiraran del sitio, Solís Ferreira compró nafta de un surtidor cercano, regresó al lugar del crimen, amontonó la ropa y algunas pertenencias de la mujer sobre la zona púbica del cadáver y ahí le prendió fuego, conforme a lo revelado por los investigadores.

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