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ENCARNACIÓN (De nuestra redacción regional).- El Tribunal de Sentencia, integrado por los magistrados Fabián Iglesias (presidente), María del Carmen Giménez y Enrique González, encontró méritos suficientes para concluir que Sonia Weimeier es autora moral del intento de asesinato de su madre, Genoveva Pereira de Olivera, y pudo comprobar que Cristian Ibarrola fue el autor del disparo con el que se intentó asesinar a la víctima.
Por esa razón, ambos fueron sentenciados a cumplir pena privativa de libertad de 8 años.
Por su parte, la pareja sentimental de Sonia Mara y ahora prófugo, Juan Carlos da Silva, fue quien facilitó el arma y transportó a bordo de una motocicleta al sicario cuyos servicios habían contratado.
La fiscalía encargada de la investigación, a cargo de la fiscala Olga Araújo, recurrió a pericias técnicas, cruce de llamadas, testigos y una filmación que permitieron descubrir a los responsables del atentado fallido.
La pena que había solicitado el Ministerio Público era de 15 años de penitenciaría, pero el Tribunal, atendiendo a que los involucrados son personas jóvenes y a que la víctima del atentado había perdonado a su hija, resolvió aplicar una pena de ocho años, pese a que la carátula del expediente fue “tentativa de homicidio doloso”, con el agravante del vínculo familiar.
De acuerdo con los datos surgidos de la investigación, Sonia Weimeier y su compañero sentimental Da Silva habían decidido eliminar a Genoveva con el objetivo de quedarse con sus bienes (vivienda, entre otras cosas), y decidieron contratar los servicios de una tercera persona para que ejecute el propósito.
El día ocho de agosto de 2012, alrededor de las 17:30, el sicario atacó con una pistola 9 milímetros a Genoveva Pereira, disparándole un tiro a la altura del rostro. Esto ocurrió en el lugar conocido como Morena’i, compañía rural del distrito de Obligado, en las cercanías a un local comercial (supermercado) conocido con el nombre de “Morena’i”.
El proyectil, sin embargo, atravesó de lado a lado el rostro de la víctima, sin comprometer ningún órgano vital, por lo que la mujer no murió en el atentado.