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Investigadores policiales y del Ministerio Público manejan el dato de que el presunto narcotraficante pedrojuanino Ronal Osvaldo Caballero habría contratado los servicios del oficial 1° Gustavo Narváez y del suboficial 2° Arnaldo Lezcano para “plantar” 315 gramos de la droga en el automóvil de la empresaria Tanya Villalba, en el marco de una vendetta. Supuestamente, la víctima fue la responsable de la ruptura de una relación extramatrimonial del narco con una de sus allegadas.
De acuerdo con los informes que barajan los agentes, el oficial Narváez habría sido el nexo para la frustrada operación, por ello es fundamental el cruce de llamadas del teléfono celular del oficial 1°, quien introdujo en el asunto al suboficial Lezcano y ambos terminaron arrastrando en el procedimiento a la suboficial Petrona Ovelar, quien aparentemente no estaba al tanto de la celada que tenían preparadas sus camaradas.
Inclusive, los agentes de la fiscalía manejan el dato de que el narco monitoreaba vía celular con el oficial Narváez el desarrollo de la treta, por ello apuran el cotejo de llamadas del agente y las imágenes del circuito cerrado de una casa ubicada a metros de donde retuvieron a la mujer. Por su parte, investigadores policiales efectuaron un mapeo del recorrido de la patrullera M-116 que fue utilizada por los uniformados. Gracias a este trabajo se pudo confirmar que el oficial Narváez efectivamente inició el seguimiento a la empresaria en su auto particular hasta la intersección de Denis Roa casi Austria. Allí se suman Lezcano y Ovelar, quienes estaban a bordo del móvil policial.
Luego siguen a Villalba hasta la intersección de Guido Spano y Capitán Miranda, donde Narváez deja su auto, aborda la patrullera y continúan su operativo por Mariscal López. Luego atajan a la mujer en la intersección de aquella avenida con Pedro Getto, jurisdicción de Fernando de la Mora, según los informes.
Pese a que la obligación de los funcionarios del Sistema 911 es brindar un auxilio casi inmediato a la ciudadanía, un audio revela que la empresaria pidió ayuda por más de ocho minutos a la unidad policial y la operadora no supo darle una respuesta inmediata; es más, dejó esperando la llamada por algunos minutos y luego la aconsejó que denuncie el caso en la comisaría.
Ayer de tarde intentamos conversar con Tanya Villalba, pero nos atendió una allegada, quien señaló que la empresaria estaba muy afectada aún por lo ocurrido y no podía hablar. Al mismo tiempo, la mujer que no quiso identificarse negó tener conocimiento de que lo ocurrido haya sido una venganza y menos del narcotráfico.
“Todo lo que sabemos ya se dijo en el Ministerio Público, más de eso no tenemos y tampoco podemos acusar a nadie porque no tenemos elementos”, explicó.