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Miles de trabajadores junto a sus familias respondieron al llamado de dos importantes sindicatos que organizaron sendas marchas para recorrer la Alameda, principal arteria de la capital chilena, con pancartas y lienzos en los que se quejaban por la falta de empleo, discriminación laboral y el avance de la tecnología que reemplaza a obreros.
“Demandamos que los trabajadores tengan un buen empleo y sueldos dignos, pero para eso se requieren buenas políticas (del gobierno). También nos preocupan las discriminaciones que sufrimos”, dijo la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Rebolledo. Este gremio de trabajadores es el más grande de Chile.
Aunque la mayoría de los manifestantes marcharon pacíficamente, pequeños grupos de encapuchados se enfrentaron a la policía a medida que la marcha avanzaba. La policía informó que los incidentes dejaron 31 detenidos –entre ellos, dos menores de edad– y 25 uniformados lesionados.
Los disturbios crecieron casi al final de una de las manifestaciones que llegó hasta las afueras de la Estación Central de Santiago. Allí los encapuchados atacaron sucursales bancarias e incendiaron puntos de parada del transporte público. También provocaron un enorme incendio en una gran tienda comercial capitalina.
Un importante número de policías de las Fuerzas Especiales, apoyados por carros lanzaagua y gases lacrimógenos, logró controlar a los encapuchados tras más de una hora de disturbios.
Mientras los sindicatos se quejan porque el país vive una crisis que afecta los puestos de trabajo, el presidente Sebastián Piñera decía que “en los últimos doce meses la sociedad chilena fue capaz de crear 164.000 trabajos formales, una de las cifras más altas de la historia”.
El desempleo en Chile se mantuvo en 6,9% de la fuerza laboral durante el primer trimestre de este año en relación al mismo periodo del año anterior, según datos oficiales.