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El secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo aseguró ayer, en su visita a Rusia, que Donald Trump está “determinado” a mejorar las relaciones entre ambas potencias, reportó AFP.
Y, por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que quiere “restaurar totalmente” las relaciones entre Washington y Moscú.
Al recibir a Pompeo en su residencia de verano en Sochi, sobre el Mar Negro, Putin además elogió el reciente “informe (de Robert) Mueller” que concluyó que no hubo colusión entre Donald Trump y Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses.
Esa trama política, conocida en Estados Unidos como “Rusiagate”, acabó empantanando el intento de Trump de acercar a ambas potencias.
La oposición demócrata acusaba a Trump de haberse coludido con Rusia para influir en las elecciones estadounidenses.
Esa situación llevó a que la administración Trump tomara una distancia prudente con Rusia, para que el acercamiento diplomático no se viese como una confirmación de dicha colusión.
Ahora, tras la publicación del “informe Mueller”, Trump parece decidido a recuperar el tiempo perdido.
Antes de reunirse con Putin, Pompeo fue recibido por su homólogo ruso Serguéi Lavrov.
“Estoy aquí porque el presidente Trump está decidido a mejorar esta relación” , dijo Pompeo. “Tenemos diferencias (...), pero no tenemos por qué ser adversarios en todos los temas”, añadió, esperando “estabilizar relaciones y volver a una trayectoria que no solo sea buena para los dos países sino también para el mundo”.
“Creo que es hora de empezar a construir un modelo nuevo, más responsable y constructivo”, dijo por su parte el ministro Lavrov, y pidió “propuestas concretas para sacar a las relaciones ruso-estadounidenses de su triste estado”.
No obstante, existen diversos temas que enfrentan a ambas potencias militares.
Entre ellos, los tratados de desarme, que han ido cayendo en saco roto; la guerra civil en Siria, donde Rusia respalda al gobierno de Bachar al Asad, y Estados Unidos a los rebeldes; la situación en Ucrania, donde Rusia apoya a grupos separatistas, mientras EE.UU. secunda la línea oficialista de acercamiento a Occidente; la crisis en Venezuela, donde Moscú apoya al régimen chavista, mientras Washington busca la redemocratización del país caribeño.