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“Los estadounidenses esperan –y merecen– que su gobierno les otorgue el mayor acceso posible a los (archivos)... para que la opinión pública finalmente se informe ampliamente sobre todos los aspectos de este evento crucial”, dijo Trump en un memorando oficial.
Pero el mandatario señaló que “departamentos ejecutivos y agencias me propusieron que cierta información debe continuar siendo editada por razones de seguridad nacional, legal y de política exterior”. “No tuve otra opción –hoy– sino aceptar esas ediciones a fin de no ocasionar un daño potencialmente irreversible a la seguridad de nuestra nación”, agregó.
Historiadores han advertido que es poco probable que los documentos contengan alguna revelación explosiva o que aplaque las teorías de conspiración sobre el homicidio.
Se esperaba la publicación de los 3.100 expedientes todavía clasificados como secretos, lo que representa decenas e incluso centenares de miles de documentos.
La decisión de divulgar los archivos está en sintonía con una ley del Congreso de octubre de 1992, que requería que los documentos sobre el asesinato del joven presidente que están en los archivos nacionales se hicieran públicos en su totalidad 25 años después.
Trump acordó demorar la publicación de algunos documentos vinculados al asesinato a pedido de la CIA, el FBI y otras agencias, dijeron fuentes del Gobierno, que solicitaron mantener el anonimato.
El mandatario les dio seis meses para exponer las razones que justifiquen la retención de esos documentos, según los funcionarios. “Hay información sensible en esos archivos”, subrayó un responsable, principalmente relacionada con informantes y su participación en las investigaciones.