Miles de personas varadas por la huelga de transporte en Argentina

Decenas de miles de pasajeros seguían afectados ayer por una huelga de choferes de buses que por tercer día consecutivo paraliza a todo el servicio de transporte de larga distancia de Argentina, en el marco de una disputa salarial.

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BUENOS AIRES (AFP). Según la cámara empresarial del sector, en las primeras dos jornadas el paro afectó a unos 80.000 pasajeros que iban a desplazarse entre distintos puntos de Argentina y a los países limítrofes (Uruguay, Bolivia, Chile, Paraguay y Brasil).

La huelga por tiempo indeterminado, que implica a unos 22.000 conductores, se inició la tarde del jueves en reclamo de un aumento salarial de 23% que reclama el gremio Unión Tranviaria Automotor (UTA).

“Dijimos basta, hemos anunciado que íbamos a parar porque no nos escuchan. Ahora el paro se agrandó”, dijo ayer a radio Mitre el titular de la UTA, Roberto Fernández.

El sindicalista agregó que “yo espero que llamen los funcionarios, pero los funcionarios no están”.

“Estamos muy preocupados porque en cuatro meses de negociaciones paritarias (discusión salarial) hemos asistido a 20 reuniones y la situación de los trabajadores no se resuelve”, dijo Roberto Fernández, del mismo gremio.

Retiro de subsidios

Las empresas dicen no poder afrontar ese reajuste salarial por la crisis que atraviesan desde el retiro de subsidios en enero del año pasado.

El Ministerio de Trabajo convocó el viernes a ambas partes, pero no se llegó a un acuerdo.

Durante una década, las empresas de buses fueron beneficiadas por subsidios y pagaron el gasoíl al 25% de su valor, pero desde enero de 2012 lo pagan al precio creciente de mercado.

El transporte terrestre de pasajeros representa 97% del total del servicio de larga distancia frente al 3% del ferroviario, y en 2012 los buses trasladaron 8% menos de gente que el año anterior, según cifras del sector.

Centenares de personas esperaban ayer en una jornada fría otoñal, en la terminal central de buses de larga distancia de Buenos Aires, en el barrio de Retiro, en medio de la incertidumbre y en condiciones precarias.

En los salones de la terminal se veían decenas de niños durmiendo en el suelo, tapados con abrigos o frazadas, tras un viernes lluvioso que hizo bajar diez grados la temperatura en pocas horas.

Los pasajeros se quejaban de la falta de información e incertidumbre con las empresas con ventanillas cerradas y la gente con falta de dinero debe afrontar gastos inesperados y precios abusivos en los servicios de la terminal.

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