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Medios locales informaron que policías y hombres armados enmascarados favorables a Ortega habían disparado contra los manifestantes que custodiaban barricadas, como lo han venido haciendo desde hace varios días.
La violencia estalló horas después de que Ortega acordara el viernes permitir una investigación internacional de los asesinatos ocurridos durante las protestas.
No obstante, a pesar de los disturbios iniciales, ambas partes reanudaron ayer las conversaciones para abordar la propuesta de la Iglesia Católica de anticipar elecciones generales.
La Policía atribuyó los disparos a los manifestantes.
Investigadores de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional han condenado la represión del Gobierno, y documentado el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía y las fuerzas gubernamentales.
En medio de los disturbios de ayer en la mañana, el incendio de un edificio cerca de la universidad causó la muerte de seis personas, incluidos dos niños, dijo la Policía en un comunicado.
La televisión local mostró imágenes de bomberos que trasladaban a dos niños desde el edificio en llamas.
José María Hernández, de 63 años, tío del dueño del inmueble, dijo que su sobrino fue unas de las personas que fallecieron por el fuego.
“Esto es una masacre, una barbarie. Estos policías cercaron la casa y la quemaron después de que mi sobrino se negó a que pusieran narcotraficantes en la azotea”, dijo Hernández a Reuters afuera del inmueble, que todavía arrojaba espesas nubes de humo negro.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, que ha dado seguimiento a la violencia, dijo que al menos 170 personas murieron en las ocho semanas de enfrentamientos entre fuerzas a favor de Ortega armadas con rifles de asalto y pistolas y manifestantes armados con piedras, hondas y morteros caseros.
Los opositores exigen la renuncia del Mandatario, un exguerrillero comunista acusado de amañar elecciones, controlar los medios, manipular la justicia y querer instaurar una “dictadura familiar”.