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SÃO PAULO (EFE, AFP). El Partido de los Trabajadores (PT) anunció que hoy, frente a ese mismo sindicato, será celebrada una misa en memoria de la esposa de Lula, fallecida en febrero de 2017 y quien hoy habría cumplido 67 años.
Aunque no ha sido confirmado oficialmente, otras fuentes del PT también han dicho que Lula pretende estar presente en esa misa y que, además, se niega a ser trasladado a Curitiba, ciudad del sur del país en la que el juez Sergio Moro, a cargo de la causa, ha dispuesto que comience a cumplir la pena de 12 años y un mes a la que está condenado por un caso de corrupción.
El expresidente recibió en pago un lujoso apartamento, entre otras acusaciones pendientes, por favorecer a empresas constructoras en licitaciones en Petrobras.
En esa empresa estatal fue montado el mayor esquema de corrupción conocido en la historia del Brasil, bajo el gobierno de Lula.
Negociaciones
Lula tenía plazo hasta las 17:00 horas de ayer (16:00 hora paraguaya) para entregarse y comenzar a cumplir la pena de 12 años que le impusieron por corrupción, pero dos horas y media después continuaba en la sede del Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, su cuna política y vecina a São Paulo.
El exmandatario llegó al sindicato el jueves por la tarde, tras ser informado sobre el auto de detención, y desde entonces no ha salido del edificio, que permanece rodeado por simpatizantes del expresidente.
Lula habría exigido que su lugar de detención sea en São Paulo o en la misma São Bernardo do Campo, donde tiene además su residencia particular.
La Policía Federal, sin embargo, ha dicho que mantiene abierto un canal de “diálogo” con el expresidente y con sus abogados, a fin de que la entrega se realice sin conflictos.
La situación de Lula es compleja penal y electoralmente. Si fuese detenido, podría hacer precampaña desde la cárcel hasta que la justicia electoral invalide su candidatura en agosto, cuando estudie las postulaciones.
Marchas
Tanto sus seguidores como sus adversarios hicieron una cuenta regresiva antes de que se venciera el plazo.
Los primeros estallaron en gritos de “¡Resistencia!” y “¡Lula libre!”, mientras que los segundos, congregados frente a la Policía Federal de Curitiba, clamaban “¡Forajido!”.
“Estamos aquí para resistir hasta el fin. Lula no será encarcelado y volverá a ser presidente para ayudar al pueblo”, afirmó Renata Swiecik, una cajera desempleada de 31 años y madre de cuatro hijos.
Entre los “antilulistas”, Roberto Silva, un profesor de 49 años, se paseaba disfrazado de médico con una nariz de payaso: “Estamos aquí para evitar que otro condenado se vea imposibilitado de purgar su pena y salga sin daños una vez más, tomándonos por payaso”, afirmó, en referencia a algunos casos famosos de personas que después de arrastrar durante años sus procesos fueron liberados a causa de problemas de salud.