Gobiernos socialistas arremeten contra la CIDH en asamblea de OEA

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Los gobiernos socialistas de Bolivia, Ecuador y Venezuela acusaron ayer a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de defender intereses políticos y económicos contrarios a sus estados, y reforzaron una campaña en la Organización de Estados Americanos (OEA) para recortar sus poderes.

La CIDH, que tiene su sede en Washington como parte del sistema interamericano, funciona en forma autónoma a la OEA y sus críticos informes han molestado en el pasado a dictaduras de derecha que gobernaron en Latinoamérica durante la década de 1970 y parte de los años de 1980.

Actualmente, algunos de sus pedidos perturban a gobiernos de izquierda democráticamente elegidos, como el de Ecuador, o los de Venezuela y Bolivia. También Brasil ha defendido reformas al funcionamiento de la CIDH.

Cancilleres latinoamericanos se reunieron ayer en un hotel cercano a Cochabamba para discutir cómo avanzar en esas reformas. Gobiernos como los de Colombia, Chile y Estados Unidos han defendido el funcionamiento del sistema.

El gobierno de la presidenta argentina Cristina Fernández ha mantenido en tanto una estrecha política de cooperación con la CIDH, e incluso condecoró a sus miembros por su actuación durante la cruenta dictadura que gobernó el país entre 1976 y 1983.

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El órgano pidió meses atrás a Correa que cesara un proceso judicial contra periodistas que lo caracterizaron como un gobernante autoritario y escribieron sobre negocios de un familiar del presidente con el Estado.

“El mensaje (de la CIDH) es que no se puede enjuiciar a un periodista o a un medio de comunicación. La comisión pretende que los Estados seamos siempre sospechosos”, dijo Correa ante la asamblea general de la OEA.

Al hablar después del presidente boliviano, Evo Morales, y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, Correa calificó a la CIDH “como uno de los últimos vestigios del neoliberalismo en la región” y pidió a América Latina “reaccionar” contra sus procedimientos.

Por su parte, el embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, dijo que la CIDH “es un instrumento del imperio compuesto por cómplices y pusilánimes”, por lo que debe ser reformado.