SAN JOSÉ (AFP). En el cierre de una gira de tres días por México y Costa Rica, Obama asistió, junto con los presidentes Laura Chinchilla (Costa Rica), Otto Pérez (Guatemala) y Ricardo Martinelli (Panamá), a un foro con 170 empresarios sobre energía e infraestructura de fronteras.
La elección de esta actividad para concluir su viaje por una región por la que transita el 90% de la cocaína consumida en EE.UU., ratifica el deseo enunciado por Obama de acelerar el desarrollo mientras se avanza en la guerra antidrogas sin militarizarla.
“Es muy difícil crear una economía fuerte cuando el pueblo está preocupado por la seguridad”, dijo Obama.
Y al contrario, “cuanto más fuertes sean la economía y las instituciones, más débil será el narcotráfico (...) los efectos del narcotráfico son peores cuando los países son pobres”, había advertido el presidente de EE.UU.
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“Hay una clara intención de que el sector empresarial tiene que trabajar junto, hay que aprovechar la presencia del presidente Obama, esperamos que EE.UU. se involucre más en el proceso”, afirmó Arturo Condo, rector del INCAE Business School, organizador del foro junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En la reunión, en la que participa el científico y astronauta costarricense Franklin Chang Díaz, se analiza la viabilidad de proyectos de energías limpias.
Los empresarios propondrán un mercado de compra y venta de electricidad en la región y mecanismos para que EE.UU. otorgue un trato preferencial en materia de importación de gas, a fin de sustituir el uso de hidrocarburos en plantas térmicas.
Agilizar los pasos de fronteras entre Centroamérica y hacia EE.UU., en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) que tienen en vigor desde 2006, es un tema prioritario en la reunión.
Crimen organizado
La noche del viernes Obama mantuvo una larga cena de trabajo con los ocho mandatarios de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), centrada en el narcotráfico, pero también en el comercio y las migraciones.
“No tengo interés en militarizar la lucha contra el narcotráfico”, dijo Obama en una región que ha sufrido decenas de miles de muertos por esa guerra.
El crimen organizado, sobre todo el narcotráfico, ha disparado la tasa de homicidios en Centroamérica a casi 40 por cada 100.000 habitantes, cinco veces la media mundial y con picos –como en Honduras– que duplican esa aterradora tasa.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, destacó en su intervención que el combate a la pobreza “crea las mejores condiciones para combatir el narcotráfico”.
Centroamérica reclama a EE.UU. un mayor compromiso que vaya más allá de operaciones conjuntas y conforme a su responsabilidad de principal consumidor en el floreciente negocio de la droga.
“Queremos más apoyo de EE.UU. en temas de prevención al narcotráfico”, afirmó el presidente salvadoreño, Mauricio Funes.
Obama recordó a los centroamericanos que Estados Unidos ha destinado unos 500 millones de dólares desde 2008 a la estrategia de seguridad regional.
Hace un año Pérez había sorprendido al proponer la alternativa de despenalizar la droga, rechazada por Washington y por el resto de Centroamérica, aunque todos acordaron buscar nuevas alternativas a la guerra frontal.
“Volví a insistir en que sí es importante que estemos abiertos al diálogo y el presidente Obama dijo que ellos tienen la apertura (...) a la discusión sobre nuevas alternativas”, expresó Pérez.
