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Se trata del primer ataque en Alemania reivindicado por el EI. Sin embargo, las autoridades alemanes se muestran prudentes sobre el grado real de conexión entre el autor del ataque en Wurzburgo (sur de Alemania) y el grupo extremista, y apuesta más bien por una autorradicalización.
A través de la agencia Amaq, habitual portavoz del EI, el grupo extremista afirmó que el joven refugiado, que hirió de gravedad a cinco personas con un hacha y un cuchillo, era uno de sus “combatientes”.
El grupo difundió además un video, que las autoridades alemanes dijeron era auténtico, en el que el joven, presentado como Muhamad Riyad, aparece empuñando un cuchillo y anuncia que llevará a cabo una “operación” en Alemania.
El menor, que se describe como un “soldado del califato” en guerra contra los “infieles”, prometió además más “ataques” de los “soldados del califato”.
La policía alemana encontró una bandera del EI y una carta de adiós en la habitación del joven afgano, que había sido acogido por una familia tras llegar solo al país el año pasado para solicitar asilo.
En la misiva, el joven escribió: “Ahora, rezo para poder vengarme de estos ‘infieles’ e ir al paraíso”. El sábado, dos días antes de los hechos, se enteró de la muerte de uno de sus amigos en Afganistán, indicó la policía, sugiriendo que este elemento lo empujó a pasar al acto.
El lunes por la noche se subió a un tren regional y atacó a cuatro personas, todas ellas de una misma familia de turistas chinos de Hong Kong.
Los golpeó en la cabeza al grito de “Allahu Akbar” (“Alá es grande”), dejando detrás de él una “escena de carnicería”, según un testigo que subió al tren tras la agresión.
“Las heridas son graves”, señaló el jefe de la policía de Wurzburgo, Gerhard Kallert.
El país europeo acogió el año pasado a más de un millón de demandantes de asilo, de los cuales un buen número huían de los conflictos bélicos y religiosos en Siria e Irak.