"El cubano vive en la miseria total, no hay cambios en el comunismo"

Su madre está enferma, su hijo está preso, su hermano en el exilio y ella prófuga del régimen comunista, en Asunción.

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Nunca pudo elegir un gobierno democrático; por exigir libertades individuales la metieron presa y hoy busca urgentemente viajar a Estados Unidos para ayudar a su familia, que se encuentra en Cuba.

Tiene un hijo de 18 años, preso por haber participado el año pasado de una manifestación anticastrista. Además de otro niño de 10, al cuidado de su padre; y una madre enferma.

Bárbara, antigua militante del Partido Democrático, vive en Asunción desde hace siete meses, no tiene familiares o amigos en Paraguay, pero aún así dice que seguirá poniendo empeño para concretar su objetivo.

Accedió hablar con  nuestro diario porque manifiesta que la gente debe saber la verdad sobre "el infierno comunista".

–¿Cómo vive hoy en día un cubano?   

–Muy mal, en todos los aspectos. El cubano vive en la miseria total. La situación es desesperante. No existe libertad de ningún tipo, nadie puede manifestarse en contra del régimen, no se pueden realizar reuniones de opositores, no se pueden celebrar actos sin permiso del Gobierno. Además, muchos están comprometidos con el Estado.   

–¿Hay muchos informantes?   

–Claro, se infiltran en la misma disidencia. Si hay alguna reunión o se quiere hacer una manifestación, la Policía está al tanto de todo. Por mucho que se quiera cambiar, hay personas que por necesidad colaboran con el Gobierno. Muchos colaboran con la Policía para tratar de vivir mejor, porque hay muchas carencias. Hay mucha pobreza. Para llevar una buena vida y tener ciertas "libertades", algunos ayudan a la Policía.   

–¿Continúa la pobreza?   

–Allá todos los de la clase obrera son pobres. Los ricos son los dirigentes del Gobierno, los policías y los militares. Un médico, un técnico, un auxiliar de limpieza y un abogado son todos pobres.   

–¿Hay igualdad en la pobreza?   

–Sí. La ventaja que supuestamente tenemos es la educación y salud.   

–¿Qué tipo de necesidades tiene el ciudadano a diario?   

–Muchísimas. El salario suele ser de 10 pesos por día, que no alcanza. El Gobierno descuenta también las remesas que envían los familiares del extranjero, te quitan 20% si es dólar. Y como no se utiliza dólar, se usa "el chavito" (peso convertible), que equivale a 25 pesos.   

–Luego de 51 años de dictadura comunista, ¿siguen las persecuciones a los opositores?  

–Constantemente. Cada vez que vas a expresarte libremente o cuando vas a decir algo en contra de los principios del socialismo, comunismo o revolución,  ¡eres un contrarrevolucionario!, ¡un gusano! Los que se expresan libremente no tienen derechos. Todo está controlado, a tal punto que nadie puede moverse. Hay miles de militantes del partido de gobierno, que tienen que velar "por los intereses del país" y pueden tomar "medidas" para defender esos intereses.   

–¿Cuáles medidas?  

–Denunciarte, detenerte o llevarte. Nada más parecido que el fascismo o nazismo.   

–¿Hay cambios luego de que Fidel dejara la presidencia por casi 50 años de mandato?   

–Es una gran mentira. No hay cambios. Además, Fidel sigue en el poder, Raúl, su hermano, es simplemente una fachada, nadie lo quiere, pero sigue siendo drástico en sus medidas. La liberación de los presos políticos se da solo por la fuerte presión internacional y gracias a la entrada de celulares e internet, que ayudó a divulgar los crímenes de la dictadura. Pero tampoco muchos pueden tener internet, solo los extranjeros con residencia en la isla o los funcionarios directos del Estado.   

–¿Y los supuestos signos de apertura?  

–Antes de que Fidel dejara el poder el cubano decía que era extranjero en su propio país. Nadie podía entrar a los hoteles, ¿y qué hizo Raúl? Autorizó que los cubanos puedan ir a los hoteles, pero ¿para qué? Las habitaciones cuestan de 50 a 70 dólares diarios, al ciudadano corriente ni siquiera le alcanza para comer, ¿cuánto tiene que ahorrar para ir a un hotel?  

–Tampoco accede a informaciones reales, ya que la prensa sigue totalmente controlada por el Estado...  

–Claro. Todos los medios son del partido o del Gobierno, que son la misma cosa. Jamás se va a escuchar o leer noticias acerca de la disidencia. Y si publican, es para tirar pestes contra los opositores  

–¿Cómo vino al Paraguay?  

–Por una invitación de una familia paraguaya, porque nadie puede salir de Cuba, es como una prisión. Hay que pedir permiso al Gobierno para viajar. El Estado dice que solo ellos pueden decidir si alguien sale o no del país. Tengo una historia peculiar. Vengo de una familia de opositores a la dictadura, casi toda mi familia estuvo presa por oponerse al régimen comunista, por protestar en contra de las imposiciones. Mi padre estuvo preso, mi tío estuvo preso por "sabotaje técnico", mi madre también. Y lo más terrible, tengo a mi hijo de 18 años preso.   

–¿Por qué está preso?  

–Porque el año pasado fuimos a una manifestación de la disidencia y tuvo una discusión con un agente de seguridad del Estado, por eso lo sancionaron y lo condenaron con el régimen de la "casa al trabajo". No podía hacer otra cosa en la ciudad, solo debía trabajar y volver a la casa. Pero como mi madre está enferma y yo me vine a Paraguay, tuvo que dejar el trabajo y cuidar a mi madre. Pero hace un par de días me entero que le revocaron la sanción y lo habían mandado para la prisión de Nieves Morejón.   

–¿Teme por la seguridad de su hijo?  

–Imagínese. Tiene solo 18 años. A la prisión cualquier entra, pero pocos salen. Es muy difícil la situación, queremos ver si lo pueden trasladar a una granja, en vez de quedar en el Morejón. En Cuba, una persona va presa por cualquier cosa: por vender dólares en la clandestinidad, por oponerte públicamente a la dictadura, por criticar al comunismo.   

–Pero algunos organismos internacionales dicen que los presos políticos en la isla no sobrepasan las 300 personas.  

–¡Pero son miles! No son 200 ó 300. Lo que pasa es que en los archivos figuran como presos comunes, cambian los expedientes. El Gobierno quiere que los disidentes padezcan y sufran por pensar distinto. Es una especie de castigo, ¡ni siquiera respetan la libertad de conciencia! Ese es el principal impedimento para pedir asilo político.   

–¿Tiene a algún familiar en el exilio?  

–Sí, un hermano que está en España y que anteriormente fue injustamente a prisión por seis meses.   

–¿Bajo qué cargo?  

–Teníamos una fábrica de jamón que él abrió porque no le dejaban trabajar cuando terminó la universidad, es ingeniero informático.   

–¿No lo dejaron trabajar porque es opositor?  

–Claro, un contrarrevolucionario no consigue trabajo en Cuba. Sí o sí debía ser militante del partido. Por eso hicimos la fábrica, que nos la desmantelaron y nos quitaron todo.   

–¿Era una fábrica clandestina?  

–De cierta forma, pero mi hermano se asoció a una empresa estatal para trabajar en ella. Los papeles eran legales. La mayor parte de las ganancias quedaban para el Estado, pero cuando vieron que la fábrica era rentable ya quisieron más. Entonces nos intervinieron y nos quitaron todo. Apresaron a mi hermano por supuesta malversación, pero como no era dirigente, no malversaba. Después lo acusaron de actividad económica ilícita, pero como la fábrica no era ilícita y las autoridades tenían conocimiento de ella tuvieron que cambiar el expediente, así que lo acusaron por "uso indebido de recursos financieros sin apropiación".   

–¿Cuál fue el uso indebido, entonces?  

–Ninguno, el dinero era nuestro, fue producto de nuestro sacrificio. Luego de eso, también me detuvieron a mí.   

–¿Por qué?  

–Estuve retenida varias veces por ser miembro de la disidencia. Me detuvieron por ser opositora. Cada rato me traían cartas de advertencia del Gobierno, por eso dejé de militar en el Partido Democrático. Mi esposo también, pero tuvo que abandonar su militancia, porque era el único sustento que teníamos. Lo más triste que veo es que no hay futuro para la disidencia. Se está arando en un desierto.   

–¿Cómo ve el trabajo de las Damas de Blanco?  

–Están sufriendo mucho. Todos los miembros de sus familias están siendo hostigados o perseguidos por la dictadura porque no defienden los intereses de la revolución. Pero están haciendo lo posible para sacar a luz las verdades, para que el mundo conozca la realidad de la política cubana. El mundo se está dando cuenta de lo que pasa en Cuba, ya no se puede tapar el Sol con un dedo. Son madres y esposas que luchan por sus seres queridos.   
   
–¿Cómo ve el futuro de Cuba si sigue  el comunismo en el poder?  

–Igual que ahora. Será como una cuerda tensa que lo sueltan de a poco, pero luego la siguen apretando. Bajo ningún concepto aceptarán los verdaderos cambios. No pasa lo que sucede en China, con la apertura económica y se continuará viendo a Estados Unidos como el malo de la película, porque eso es lo que enseñan. El Gobierno seguirá beneficiándose de esa campaña.

Por mi parte,  estaré enfocada en conseguir el asilo y luchar por mi hijo, para ayudarle los meses que le quedan de "sanción". Es más difícil soportar la situación cuando uno sabe que no cometió algún delito. Son cosas que te marcan y te destruyen, pero uno puede seguir poniendo empeño. Muchas madres están en mi misma situación, pero seguiremos luchando.

En búsqueda del asilo

La meta de Bárbara es llegar a Estados Unidos (donde tiene familiares) al que califica como "el país de la esperanza para los cubanos".

Sin embargo, no tiene un camino fácil: la embajada en Asunción le comunicó que no le pueden dar la ciudadanía, aunque su padre haya nacido en el país norteamericano, por lo que recurrió a la Comisión Nacional de Refugiados (Conare), donde le dijeron que estudiarían su caso para ayudarle a tramitar los papeles para un posible asilo en Estados Unidos.

Agradeció, además, el trato recibido en Paraguay por parte de mucha gente que le brinda apoyo e hizo hincapié en la muestra de "humanidad y respeto" que se tiene en el país.

 

 

"Tiene solo 18 años. A la prisión cualquier entra, pero pocos salen. Es muy difícil la situación, queremos ver si lo pueden trasladar a una granja, en vez de quedar en el Morejón. En Cuba, una persona va presa por cualquier cosa".

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