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El ultranacionalista Ben Ari consideró el envío del ejemplar bíblico “una provocación” y, tras rasgar y arrancar varias de sus hojas, lo tiró a la basura, según el medio.
El Nuevo Testamento había sido enviado a los miembros de la Cámara como obsequio por la editorial Sociedad Bíblica en Israel, especializada en la edición de textos religiosos cristianos.
El parlamentario protestó por la distribución a los miembros de la Kneset (Parlamento israelí) de este material, que calificó de “libro abominable, que motivó el asesinato de millones de judíos en la Inquisición y autos de fe”.
También lo consideró “una provocación” por parte de los “misioneros de la Iglesia”, y aseguró que “no hay duda de que el lugar para este libro y los que lo han enviado es el cubo de la basura de la historia”.