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ISLAMABAD (AFP). Los jueces del tribunal antiterrorista sentenciaron a los imputados -originarios de Malakand y arrestados en setiembre pasado gracias a un trabajo profundo de inteligencia- a la pena máxima de 25 años, que en este país equivale a la cadena perpetua.
Malala, que entonces tenía 14 años y en 2014 recibió el Nobel de la Paz, fue gravemente herida en la cabeza el 19 de octubre de 2012 cuando regresaba en un pequeño vehículo desde la escuela a su casa en Mingora, en el Valle de Swat, en Pakistán (Asia).
Junto a la adolescente fueron heridos, aunque de menor gravedad, otras dos estudiantes, Kainat Riaz y Shazia Ramzan. Luego Malala fue trasladada en avión a Gran Bretaña; fue sometida a varias operaciones quirúrgicas delicadas, gracias a las cuales recuperó casi en su totalidad su estado físico.
Hoy, a los 17 años, estudia y escribe en Birmingham, Inglaterra, donde vive con su familia.
En el juicio surgió que están prófugos el comandante del movimiento del PTT, Maulana Fazlullah, que ordenó eliminar a la adolescente, y los autores materiales que subieron al vehículo y dispararon, tras preguntar: “¿Quién es Malala?”, tras lo cual huyeron.
Cuando tenía apenas 13 años, Malala comenzó a escribir en un blog anónimo en la página web de la cadena BBC en el cual contaba y criticaba la vida de las mujeres bajo el régimen de los talibanes que controlaban el Valle de Swat.
Probablemente fue esa actividad la que le hizo ser un blanco prioritario de los milicianos paquistaníes del citado grupo.
Salvada milagrosamente de los disparos que le dieron a breve distancia en su rostro, Malala se convirtió poco a poco en un punto de referencia para quienes creen en la importancia de la educación de las niñas y de mayores derechos a las mujeres en la difícil realidad islámica.
Meses más tarde del atentado, la joven habló en su cumpleaños 16 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 12 de julio de 2013, ratificando su compromiso en defender la educación para todos los niños, en especial las mujeres. “La educación es el único camino para cambiar el mundo”, enfatizó entonces la joven.