Brasil duda entre dos mujeres y dos modelos a semanas de elecciones

Cuando quedaban ayer veinte días para el fin de la campaña para las elecciones presidenciales, Brasil dudaba entre dos mujeres y dos modelos: el Estado “regulador” de la presidenta Dilma Rousseff y el Estado “mínimo” que propone la ecologista Marina Silva.

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BRASILIA (EFE). Todos los sondeos publicados en los últimos días coinciden en que Rousseff y Silva serán las candidatas más votadas en la primera vuelta del 5 de octubre y las elecciones se decidirán en una segunda, el día 26, frente a la cual están técnicamente empatadas, con una intención de voto en torno al 43%.

La campaña de cara a la primera vuelta concluirá el 2 de octubre y las encuestas muestran un proceso totalmente abierto y polarizado entre los modelos que proponen ambas candidatas.

Rousseff, aspirante a la reelección del Partido de los Trabajadores (PT) , apoya su oferta en los programas sociales desarrollados desde 2003, cuando esa formación llegó por primera vez al poder con Luiz Inácio Lula da Silva.

En su mensaje abundan los números y cita siempre los cerca de 40 millones de personas que salieron de la pobreza y pasaron a engrosar la clase media en los últimos doce años, así como el mantenimiento de tasas de desempleo en torno al 5% en plena crisis mundial.

También defiende el papel de “regulador ” y “bombero” de la actividad económica asumido por el Estado,  que subsidia tanto a los más pobres como a industrias en problemas, como la automovilística o la construcción, mediante rebajas tributarias o créditos públicos.

Aún así, la tasa de crecimiento del país ha caído gradualmente y los expertos afirman que este año no llegará al 1%, con una alta inflación cercana al 6,5%.

En lo político, reiteró su propuesta de una reforma para reducir el número de 32 partidos que el país tiene hoy, aunque los defiende como garantes de la gobernabilidad y canales de participación.

Silva, por su parte, propone una reforma similar pero se presenta como representante de una “nueva política” y dice que prescindirá de los partidos, para gobernar con “los mejores cuadros” de cada una de esas formaciones. Profundamente religiosa, Silva plantea las elecciones casi como una especie de lucha entre el “bien y el mal”.

Lo insinuó esta semana, cuando en un acto de campaña dijo que, si llega al poder, una de sus primeras medidas será crear un “comité de búsqueda de hombres de bien” para formar su Gobierno.

Las propuestas de Silva agradaron a los mercados, siempre críticos al intervencionismo de Rousseff, y su subida en las encuestas ha generado fuertes ganancias en la Bolsa de São Paulo.

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