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BRASIL (EFE). En este nuevo asunto Temer, de 78 años, es acusado de asociación ilícita y de obstrucción de justicia, cargos que son extensivos a sus exministros Eliseu Padilha y Wellington Moreira Franco, dos de sus más cercanos colaboradores durante la gestión que concluyó el 1 de enero pasado, cuando le entregó el poder a Jair Bolsonaro.
Las acusaciones habían sido formuladas por la Fiscalía General a mediados de 2017, pero el posible juicio fue bloqueado por la Cámara de Diputados, que impidió el necesario desafuero de Temer, así como hizo con otros cargos presentados por el mismo organismo.
Sin embargo, una vez que Temer dejó el cargo, los asuntos por los que había sido denunciado ante la Corte Suprema fueron distribuidos entre los tribunales de la primera instancia penal que, con el caso aceptado ayer, ya dieron curso a seis de las trece denuncias presentadas por la Fiscalía.
Este nuevo caso en que responderá el exmandatario se refiere a supuestas comisiones recibidas del grupo cárnico J&S por “favores” realizados desde el poder, cargos similares a los presentados en los otros cinco casos en que Temer ya está formalmente procesado.
Temer asumió el poder en mayo de 2016, cuando comenzó el proceso que llevó a la destitución de la entonces mandataria Dilma Rousseff, con quien ejercía como vicepresidente.
El político, que durante más de una década presidió el partido del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), llegó a ser arrestado en forma preventiva durante cuatro días el pasado mes de marzo por sospechas de corrupción, como presunto integrante de una red que desvió dinero público durante unos 40 años.
Se convirtió en el segundo expresidente de la historia de Brasil en pisar la prisión por un caso vinculado a la operación Lava Jato. El primero fue el exgobernante Lula da Silva, quien cumple una condena de 12 años y un mes por corrupción y lavado de dinero.
El líder del partido del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) en una entrevista publicada recientemente afirmó que su detención tuvo como objetivo crear un “espectáculo”.
Temer ha negado todas las acusaciones en forma vehemente y se ha dicho víctima de una “persecución política”, el mismo argumento que esgrime Lula, en prisión desde abril de 2018 también por corrupción.
El caso Lava Jato, que sacude a Brasil desde el 2014 y es conocido como el mayor operativo anticorrupción de la historia del país, expuso con crudeza las turbias conexiones entre el sector empresarial y el poder político, los negociados con las obras públicas, defraudación a la estatal Petrobras.
Causas por corrupción
Michel Temer perdió sus fueros en enero pasado al entregar la presidencia. Todas las acusaciones en su contra fueron enviadas a jueces de primera instancia.
En una de ellas, un Tribunal de São Paulo lo enjuició a él, a su hija Maristela Temer; así como al excoronel João Lima (amigo del expresidente), y a la esposa de este último, María Rita Fratesi. Para la Fiscalía, Temer se benefició de dinero procedente de corrupción para reformar la casa de Maristela.
En Río de Janeiro, lo acusan de haberse beneficiado de desvíos de dinero registrados en la estatal Eletronuclear. (EFE)