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También refirieron que la comunidad católica del lugar los acusa de mentir y por eso son discriminados en las actividades religiosas de la zona.
Ovelar y Bareiro fueron separados de sus respectivos cargos por la diócesis de Villarrica, pero la parroquia de Paso Yobái continúa bajo la administración de un sacerdote oblato, Pedro Brítez Cabañas.
El párroco indicó que no se acercaron a las víctimas y al menos desde la Iglesia local no trabajaron en la contención por recomendación de sus superiores. “Como el caso está en la fiscalía, no puedo interactuar con las víctimas para que no se interprete que los Oblatos queramos interferir en el trabajo de la justicia”, aseveró Pedro Brítez Cabañas.
Las víctimas y sus familiares reconocieron que reciben apoyo espiritual de algunos sacerdotes de esta congregación, que sí se solidarizaron con ellos, aunque sostienen que la mayoría de los religiosos están a favor de sus colegas denunciados.