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Un compatriota se constituye en claro ejemplo de que si el hombre se propone y encara un proyecto con perseverancia, esfuerzo y dedicación, puede llegar a sitiales muy preponderantes. Muestra de ello es el cordillerano Antonio Aranda Cuevas (69), quien después de huir de la dictadura apenas con el pasaje en el bolsillo y la ropa puesta, en la actualidad es uno de los ganaderos más prominentes de la Argentina, donde llegó a ocupar incluso la presidencia de la Asociación Rural de la Provincia de La Plata.
BUENOS AIRES (Argentina). Transcurría el año 1961. Antonio, un joven campesino, que 10 años antes había llegado al barrio San Vicente de Asunción en carácter de criadito proveniente de la compañía Cañada de Arroyo y Esteros, tenía 20 años. El Parlamento estaba en etapa de disolución y la Junta de Gobierno acéfala por determinación de Alfredo Stroessner.
Antonio asistía al 6to. curso en la Escuela de Comercio Número 1 y, en carácter de secretario de la Federación de Estudiantes de Asunción, acompañó una petición para que se respete la institucionalidad en el país. El entonces dictador Stroessner empezó a tomar medidas y represalias contra los 17 considerados "rebeldes", donde una de las cabezas visibles era Waldino Ramón Lovera, con quien posteriormente activó en el Movimiento Popular Colorado (Mopoco).
Como mínimo el grupo tenía que sufrir el confinamiento. "Ya estábamos perseguidos, corríamos demasiado peligro, por lo que don Ignacio Samaniego (padre del intendente actual de Asunción) nos dio dinero para dos pasajes, con lo que emprendimos el viaje de escapada con José Rolandi, por Encarnación, hasta Retiro", señaló el empresario.
Trabajos y penurias
Antonio comentó que cuando llegó del Paraguay vivió primeramente en la casa de un pariente en la zona conocida como Tigre y luego consiguieron un trabajo de ayudante de albañil y afines en una empresa que estaba construyendo en el puerto de Buenos Aires.
Relató que eran 1.500 trabajadores y que después de 6 meses estando en el comedor, se escapó un tiro del arma de un marino que realizaba recorrida e hirió de muerte a un compañero que estaba comiendo frente a él. "Como si nada sucediera, en ese mismo momento la empresa dispuso que continuáramos trabajando con normalidad", dijo.
"A raíz de la actitud estática del gremio nos opusimos y acto seguido con otros del grupo nos atrevimos y constituimos un nuevo sindicato. Los compañeros me sacaron en andas, pero cuando llegamos a la vivienda encontramos un telegrama donde decía que fuimos despedidos. Posteriormente, fuimos apresados", refirió Antonio.
Agregó que la masa trabajadora se rebeló y que en contrapartida recibieron una propuesta de acuerdo: "les pagamos la indemnización y abandonan la empresa; o continúan con la rebeldía y les atamos por una tabla y los enviamos agua arriba hacia el Paraguay", fue la propuesta, recuerda, entre risas, Antonio.
Carnicero
Explicó que trabajó de ayudante en albañilería en el puerto, posteriormente fue protagonista de un conflicto como sindicalista, porque nuevamente quedó sin trabajo. La indemnización la utilizó para la apertura de una pequeña carnicería con verdulería, en un barrio humilde denominado San Fernando.
En un pasaje estuvo cerca de la quiebra, pero pudo levantarse y paralelamente empezó a laburar en un frigorífico donde quemó todas las etapas: de peón pasó a ser gerente y posteriormente dueño absoluto.
A juzgar por lo expresado, el caudal económico de Antonio, quien solamente estudió la carrera de derecho y no administración, fue creciendo a pasos agigantados, por lo que posteriormente concretó una gran empresa agropecuaria. Con miles de cabezas de animales llegó a ocupar el cargo de presidente de la Asociación Rural de la Provincia de Buenos Aires y presidente de la Asociación de la Cámara de Engordes de la Argentina.
Actualmente es el director del Sistema de Franquicia de Supermercados. Refiere que su organización otorga trabajo directo a 300 personas y el 90 por ciento son paraguayos. Destacó que hasta el momento ha ayudado a decenas de compatriotas a forjar sus propias carnicerías y hasta supermercados.
Legados
Entre sus tres estancias, en Oliden, partido de La Plata, a 45 kilómetros de la capital, cuenta con uno de los establecimientos más modernos de la región bajo la denominación de "Agropecuaria El Rocío", donde cuenta con 12.000 cabezas de vacunos para engorde de las 50.000 cabezas que maneja en forma rotativa anualmente.
Posee en tierras propias y alquiladas 8.000 hectáreas de cultivos de rubros para abastecer su propia fábrica de balanceados. De dicha cantidad solamente cubre el 30 por ciento del consumo de sus animales, el resto compra del mercado local.
Cuenta con grandes silos, 12 tractores agrícolas de última generación, 6 palas cargadoras y una moderna cosechadora. Así mismo posee emisoras radiales y otras pequeñas empresas tercerizadas.
"Tenemos un bienestar en la empresa agropecuaria con tecnología de punta, orgullo de la producción, donde se demuestra que el paraguayo humilde también puede llegar alto", sostiene Antonio, quien directa o indirectamente otorga lugar de trabajos a miles de compatriotas.
Faltan garantías
Antonio tiene algunas inversiones realizadas en el Chaco paraguayo y alega que piensa proseguir cuando haya garantía para los inversionistas.
Alega que "lamentablemente el gobierno de Lugo es un fracaso, no le voté, pero le tenía esperanza; no otorga la mínima garantía, no hay respeto a la propiedad privada; por esa razón, aunque queremos realizar inversiones, no lo hacemos. Lo haremos recién cuando las condiciones sean propicias", dijo el empresario que de la pobreza franciscana se constituyó en un portentoso empresario.
"Como paraguayo campesino he obtenido logros muy importantes, ya no tengo otra ambición más que el desarrollo de mis compatriotas y de mi país. Paraguay saldrá adelante cuando los compatriotas que están en el poder, incluidos mis correligionarios colorados, piensen menos en el bolsillo, y empiecen a trabajar con honestidad y patriotismo, sin priorizar los colores", puntualizó Antonio.
Juan Añazco (sobrino), gerente de una de las empresas, dijo: "Con tío Antonio, el que no corre, vuela; es un trabajador que poco duerme; piensa, crea y ejecuta demasiados proyectos al mismo tiempo, que hacen crecer a las empresas donde los compatriotas honestos son los beneficiados".
"Para el desarrollo uno debe moverse para adelante, olvidarse de las derrotas y seguir en la lucha; nadie regala nada, no podés permanecer aguardando que te den de arriba. Dios pide que procuremos para que El nos ayude".