Cargando...
SAN LORENZO (Antonia Delvalle C., corresponsal). Jenny, a como dé lugar, quiere volver a su casa, porque extraña a su familia y su hermanito de un año. También quiere retomar las clases en su escuela Soldados del Chaco, de Itá. Recuerda cuando correteaba con sus compañeritas en el recreo.
La pequeña debía asistir este año al tercer grado, pero necesita cuidados especiales, por lo que desde octubre de 2016 se encuentra internada en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del hospital pediátrico Acosta Ñu.
Los pocos días que su delicada salud le permite, su madre, Virginia Aguilar, le suele llevar en silla de ruedas hasta el aula que tiene el centro médico para los niños internados.
Virginia agradece la campaña “Cerrista Inmortal”, de la Fundación Club Cerro Porteño, pero manifestó que falta que se movilicen tanto el Ministerio de Salud como el Ministerio de Educación en busca de crear conciencia sobre la importancia de donar órganos. Señaló que no solo su hija, sino decenas de pacientes están a la espera de donantes para poder operarse y tener otra oportunidad de seguir viviendo.
Indicó que esperan que familiares de las personas que, lastimosamente, terminan falleciendo puedan, en un gran gesto de solidaridad y amor, ayudar a su prójimo.
“No estoy orando para que alguien muera para que mi hija se salve; simplemente, si se da un desenlace irreversible, quiero que tomen conciencia que su ser querido puede ayudar a otros y vivir en otros”, expresó la madre de Jenny.
Mencionó que la gente sigue siendo ignorante en el tema, porque las autoridades y los funcionarios que deben proporcionarle la información hacen poco al respecto. Resaltó la necesidad de insistir para crear conciencia. Un donante puede dar una segunda chance de vida a algunos, como Jenny, quien necesita un corazón, o ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes requieren un riñón o una córnea, expresó doña Virginia Aguilar.