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En la planta baja, en una vitrina, se exhiben un abrigo de lana compactada y botas de fieltro que la gente usaba en Siberia, con un clima gélido. En otro exhibidor se aprecian elegantes platos de losas decoradas, teteras de porcelana, lecheras enlosadas, ollas, molinillos de café y planchas a carbón. Hay también valijas e instrumentos musicales que marcan días enteros de interminables viajes. Entre las piezas de recuerdos, aparecen algunas monedas y billetes de Alemania y Rusia, que fueron guardados por los inmigrantes como tesoros emblemáticos de sus lejanas patrias. Llama la atención una vaina de bala, proveniente de la Guerra del Chaco (1932-1935), que fue convertido en molino de granos. Los objetos caseros reconstruyen la dureza de la vida en medio de la inhóspita naturaleza chaqueña: hay piedras para afilar cuchillos, una barra de madera que servía para colgar cerdo carneado y una rueca para hilar lana de oveja. Elementos de carpintería y de la construcción, con muestras de ladrillos de adobe, sierras para madera y una lámpara bio que funcionaba con aceite de maní en los años 40, hablan de la laboriosidad de los menonitas instalados en Filadelfia. Completan el montaje el primer púlpito del cabildo, construido en 1939 y utilizado en las reuniones sociales, asambleas y servicios religiosos, así como los restos de un gliptodonte, hallado en agosto de 1995, en el km 465 de la ruta Transchaco.
Sobre los pisos de madera de la segunda planta descansan cuatro espacios determinados. El primer salón tiene una galería de fotos de todos los administradores electos de Fernheim, un escritorio y un teléfono a magneto. Segunda sala: a través de reproducciones fotográficas se reconstruye el ambiente que presentaba el lugar a la llegada de los pioneros en 1930 y varias poses en compañía de los indígenas, hablan de la integración entre nativos y foráneos. Dedicado a la Guerra del Chaco, el tercer espacio expone dos cruces; de los paraguayos y de los bolivianos caídos en Toledo.
Un plano original de Filadelfia de 1931, mapas de ubicación de colonos, vistas de las labores y la imagen de un ataúd hecho de palo borracho para enterrar a uno de los 94 muertos por la fiebre tifoidea de 1930 y muchas fotos llenan la cuarta sala.
Cultura de la religión y el trabajo
Filadelfia (capital del departamento de Boquerón) queda 470 km de Asunción por la ruta Transchaco (asfaltada). Se organizó como una colonia menonita en 1930 con el nombre de Fernheim (hogar en la lejanía) y sus primeros pobladores fueron personas procedentes de Canadá, Rusia y algunos países europeos. Su gente, seguidora de Menno Simons, ha desarrollado una cultura basada en la religión y el trabajo sustentado en la cooperativa. Se maneja en lengua alemana. Hoy, la ciudad presenta un aspecto ordenado, con intenso movimiento comercial.
Abierto de lunes a sábado
El Koloniehaus (Museo de la Colonia) se ubica sobre la avenida principal Hindenburg esquina Unruh, en pleno centro de Filadelfia. El acceso al público es de lunes a sábado de 07:00 a 11:30, con aporte voluntario.
Hans Boschmann, guía del museo, cuenta que el local es una dependencia cultural de la Cooperativa Multiactiva Fernheim. Frente al local del museo se observa un antiguo aserradero que se trajo de Alemania en 1930 y empezó a funcionar en 1931 para aserrar las maderas necesarias para la construcción de las primeras casas.
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Fotos: ABC/Héber Carballo