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SAN LORENZO (Gladys Villalba, corresponsal). “A nosotros nos reclutó la señora Maraví Gómez (María de Noria Inés Gómez). En su casa (de Ñemby) se hacían las reuniones dos a tres veces al mes y le pagábamos G. 10.000 en cada encuentro. También hacía polladas y rifas por el mismo monto y recaudar para el ‘Día D’. Luego de dos meses llegaron Rodrigo Rojas y Mirian Contreras”, manifestó la invasora “arrepentida” del Cuartel de la Victoria.
La mujer pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias.
Los líderes de los invasores son el presidente de la Coordinadora para la Vivienda Digna, Guido Cabral; Rodrigo Rojas, quien se presenta como líder del Movimiento Revolucionario Desde Abajo; y “Maraví” Gómez, quien hasta noviembre de 2016 era funcionaria de la Municipalidad de Ñemby, destinada al mercado de esa ciudad.
La denunciante comentó que tenían prohibido revelar los nombres de los dirigentes. Además, eran obligados a asumir con la responsabilidad de la invasión.
Aquellas familias que “adeudaban” las cuotas de G. 10.000 por cada una de las reuniones realizadas debieron saldar la cuenta para poder invadir el Cuartel de la Victoria, afirmó la mujer.
“Si no pagábamos, no podíamos entrar al inmueble. Nos prometieron que el terreno iba a ser ganado y debíamos dejar nuestro alquiler y trabajo para poder acceder al beneficio. Dejamos y nos fuimos al Cuartel por más de trece días. Faltaba comida y no podíamos salir a trabajar. Nos tuvieron presos y amenazados”, aseguró.
Desde un inicio, tanto Maraví Gómez como Rodrigo Rojas fueron los principales organizadores de reclutar a las más de 1.000 familias de varias localidades como de San Lorenzo, Loma Pytã, San Antonio, Ñemby, entre otras ciudades.
Sorprendidos
La informante refirió que “nunca” hablaron de la invasión al Cuartel de la Victoria. “No sabíamos nada. Ese día nos enteramos dónde íbamos a entrar. Todos fuimos hasta la casa de Maraví Gómez y ahí ya nos esperaban con 18 colectivos. Nos asustamos cuando hablaron del Cuartel de la Victoria y comenzamos a reclamar. Por el temor al lugar elegido muchas familias desistieron y no fueron”, afirmó.
Finalmente, señaló que una vez invadido más de la mitad de las 76 hectáreas del sitio histórico, pasaron muchas necesidades. Lamentó que hayan sido engañados por segunda vez. Dijo que los niños en edad escolar todavía no iniciaron las clases debido a esta situación.
La fuente también expresó que además de lo abonado durante las reuniones en la casa de Maraví Gómez, tuvieron que colaborar G. 2.000 para la “olla popular” durante la invasión.
“Espero que con esto las familias despierten y dejen de creer en personas como estas. Ya no quiero que nadie pase lo que nosotros pasamos. Las opciones en Villeta e Itauguá son provisorias y no sabemos si nos quedaremos ahí”, puntualizó.