Inician rellenado de la enorme fosa hecha en busca de oro en Capiatá

El rellenado del pozo hecho para buscar “plata yvyguy” (tesoro enterrado), en la compañía Aldana Cañada, de Capiatá, comenzó ayer. Juan Díaz no encontró el oro que buscaba, pero logró que lo imputen y además no cumplió su promesa de dejar en “óptimas condiciones” el área perforada.

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CAPIATÁ (Bernardo Agustti, especial). El buscador de oro Juan Díaz, ayudado por algunos de sus colaboradores, comenzó ayer a tapar la fosa de grandes proporciones en su intención de encontrar plata yvyguy (tesoro enterrado) en la compañía Aldana Cañada de esta ciudad. Después de siete días de excavación, las venas de agua perforadas fueron cubiertas sin considerar el impacto que podría causar en el acuífero Patiño.

Dos retroexcavadoras fueron utilizadas para realizar los trabajos ante la mirada de vecinos. No solo Juan Díaz quedó decepcionado por no encontrar los 10.000 kilos de oro de la época de los jesuitas, sino también los vecinos que tuvieron la promesa de que parte del tesoro se les entregaría como recompensa para no entorpecer las tareas.

Algunos lugareños se quejaron porque el rellenado del foso no se realizó de manera adecuada. Indicaron que Díaz les prometió dejar en “óptimas condiciones” el terreno, que corresponde a un camino que conduce a la ruta que une Capiatá con J. Augusto Saldívar.

Tal como ya ocurrió el miércoles, Díaz fue abandonado por sus socios, que al parecer se dieron cuenta de la inexistencia del metal precioso y optaron por “huir” de la responsabilidad por haber causado un daño ambiental. La perforación se realizó sin que la Secretaría del Ambiente (Seam) haya otorgado licencia.

También los efectivos policiales llegados de diferentes comisarías de la zona y del Grupo Especial de Operaciones (GEO) fueron retirados en la madrugada de ayer por los superiores al conocerse la imputación. Más de 70 agentes fueron movilizados.

Díaz exhibió ayer varias monedas que, según él, fueron extraídas del lugar de la excavación. Son de Perú y México, confeccionadas en los años 1949 y 1959.

El único imputado por el daño ambiental causado en el lugar de excavación es Díaz. Sin embargo, considerando el apoyo logístico y la cobertura policial que tuvo, se sospecha que personas muy poderosas estuvieron detrás de este “delirio” de que existía oro en el lugar.

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