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Este nuevo hallazgo se suma a los sucesivos golpes que el Ministerio Público viene asestando a la intensa actividad de los “ordeñadores” en la ribera de los ríos Paraguay y Paraná.
La carga se encontraba almacenada en una embarcación especialmente preparada para el transporte del carburante y que fue ubicada en el riacho Paulina, a 2 kilómetros (aguas arriba) del centro de la citada ciudad histórica.
A cierta distancia del lugar del hallazgo, las manchas de gasoíl en la superficie del agua ya evidenciaban la continua operación irregular. En el lugar no se observaba la presencia de persona alguna, lo que indicaría que los dueños del lanchón esperaban el momento adecuado para trasladar la valiosa carga a los centros de venta de la zona.
La fiscala Claudia Alonso, quien encabezó el operativo, dispuso que el diésel confiscado fuese depositado en una estación de servicio de Pilar. La barcaza especialmente adaptada para la acción de los ordeñadores, que no está registrada oficialmente y se desconoce a sus propietarios, quedará en manos de la Prefectura Naval, de modo a evitar que pueda seguir utilizándose para dicho ilícito.
Dicha clase de combustible generalmente se extrae de otros barcos, en complicidad con sus tripulantes, o también podría ser introducida de contrabando desde Argentina, y se lo comercializa en toda la Región Oriental del Paraguay. Ñeembucú es el principal proveedor del derivado de petróleo ilegal.
Los “ordeñadores” proveen a gasolineras de varios departamentos, llegando incluso a la capital del país.
Se espera que los encargados de la custodia de los ríos y la Policía Nacional puedan colaborar con mayor eficiencia en el combate a este ilícito, que prolifera en toda la zona costera.
Es llamativa la inacción del Ministerio de Industria y Comercio, así como el silencio de las empresas navieras y de los emblemas con representación en la zona, que no muestran la más mínima preocupación ante estos hechos.