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Es momento de que las autoridades departamentales y de los 16 distritos del Ñeembucú, junto con los ministros de Agricultura, de la SEN, Salud Pública, Obras Públicas, Educación y Ciencias, empiecen a diseñar un plan para ayudar a los damnificados en los próximos tres meses que demandará la recuperación, coincidieron en indicar el presbítero Jorge Barón y el coordinador de la Pastoral Social de Misiones y Ñeembucú, Diosnel Sánchez.
Los trabajos deben incluir la recuperación de la red vial y, necesariamente, entrega de semillas para cultivos y créditos con intereses preferenciales, indicó Sánchez.
El padre Barón refuerza las expresiones de Sánchez al decir que la crisis real ya se empezará a sentir dentro de un mes, cuando la solidaridad ciudadana empiece a menguar. En ese sentido, pidió también que en ese proceso de recuperación la gente no abandone a los compatriotas del sur.
El sacerdote y Sánchez coordinan la asistencia a las familias que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad en los 16 distritos.
En la zona urbana del distrito de Pilar la situación de la mayoría de la población está controlada, excepto en los barrios ubicados en zonas bajas. Los habitantes de las compañías viven en condiciones dramáticas, como es el caso de la compañía Valle Apu’a, ubicada a unos 13 kilómetros del microcentro, donde se concentran los oleros que perdieron todo, desde miles de ladrillos listos para la venta hasta sus fábricas artesanales, que se encuentran anegadas.
En los 15 distritos del interior del Ñeembucú las condiciones de vida son terribles porque se encuentran aisladas pues los caminos están destrozados y, en gran parte, bajo agua, por lo que están intransitables. Los cultivos de consumo familiar y de renta, así como pasturas, están destruidos.
El sector ganadero también se ve perjudicado por la inundación de los campos de pastoreo, y ya no hay terrenos altos para salvar los animales durante la crecida. Tanto pequeños como medianos y pequeños ganaderos comenzaron a “rematar” sus reses debido a la dramática realidad, según el presbítero Jorge Barón.
En Guazucuá, Laureles, Isla Umbú, Gral. Díaz, Tacuaras, Mayor Martínez, Cerrito, San Juan Bautista del Ñeembucú, Desmochados, Humaitá, en fin, en todo el interior del Ñeembucú, la gente perdió todo, según las expresiones de Sánchez. Por ahora, están recibiendo kits de víveres y de otros productos donados y canalizadas por la Pastoral Social, así como los distribuidos por la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN).
Como la necesidad es mucha, toda ayuda resulta insuficiente, dijo Sánchez.
Laureles, casi sin nada
El intendente de Laureles, Eider Vera (ANR), manifestó que en el distrito la cantidad de agua de lluvia caída superó 700 mm en quince días. A raíz de eso se perdió el 100% de los cultivos que servían para el sustento de las familias. El 70% de las pasturas para el alimento del ganado vacuno está bajo agua.
A esa problemática se suma el aislamiento en que se encuentra el distrito porque los caminos vecinales que comunican con Pilar y Yabebyry (Misiones) están bajo agua y llenos de pozos. Solo se puede circular en vehículos 4x4 y con conductores con pericia en caminos en mal estado.
La incomunicación terrestre repercute directamente en la economía, pues las actividades ganadera, hotelera y comercial están paralizadas, por lo cual no hay circulante de dinero.
En la localidad se registran 852 familias afectadas, que ayer recibieron víveres. El ejecutivo distrital garantizó que la asistencia no será politizada.
Consejo para afrontar crisis
La Municipalidad de Tacuaras conformó el Consejo de Gestión de Riesgos y Desastres. El grupo es encabezado por el intendente Efrén López (ANR) y el párroco del distrito, Isidro Pereira Ramírez. El concejal municipal Elizardo López señaló que el objetivo es buscar mecanismos que permitan encarar las consecuencias del fenómeno climático que azota a la comunidad.