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PASO YOBÁI, departamento de Guairá (Pablo Gastón Ortiz, corresponsal). En noviembre del año pasado un exseminarista se presentó ante la fiscalía de Villarrica para declarar en contra del presbítero Francisco Javier Bareiro, exvicario de la parroquia de Paso Yobái. Al igual que el ex cura párroco de esa localidad Gustavo Ovelar, dicho sacerdote es investigado por el Ministerio Público por acoso sexual.
Según el denunciante, el hecho ocurrió en el año 2006, cuando tenía 19 años de edad y estudiaba en el seminario de los Oblatos de María Inmaculada, ubicado en la ciudad de Asunción.
En su narración testifical afirmó que en una oportunidad el religioso le manoseó mientras dormía. Fue durante una misión como seminarista en la localidad de Horqueta, en donde terminó pasando la noche en la misma habitación que Bareiro.
Seis varones inicialmente aseguraron que entre los años 2011 y 2013 fueron acosados por el entonces cura párroco de Paso Yobái Gustavo Ovelar y por su vicario parroquial Francisco Javier Bareiro.
Las víctimas, que en ese momento tenían entre 16 y 21 años, afirmaron que los sacerdotes les propusieron mantener relaciones sexuales y hasta les manosearon. Los casos se registraron principalmente en retiros espirituales y todos los adolescentes eran colaboradores de la Iglesia Católica.
La denuncia fue presentada en marzo del 2014 ante el Ministerio Público de Villarrica, por el supuesto delito de abuso sexual en personas bajo tutela. Cuatro jóvenes se ratificaron, pero otros dos terminaron negando el hecho.
Ovelar y Bareiro brindaron declaración indagatoria y afirmaron que la denuncia es una maniobra para enemistarlos con la comunidad.
Inicialmente, el caso ingresó a la Fiscalía de Género de Villarrica, a cargo de Perla Cáceres, quien afirmó que no pudo encuadrar la denuncia como abuso porque todas las víctimas eran mayores de 14 años. Entonces la causa pasó a la unidad del fiscal Carlos Alvarenga para una investigación por acoso sexual, pero en este caso se debe establecer una relación de autoridad y dependencia entre víctima y victimario.
No obstante, hasta el momento los sacerdotes no fueron imputados por el Ministerio Público.
Los religiosos fueron cesados en sus cargos de inmediato por el obispo diocesano Mons. Ricardo Valenzuela, porque la denuncia llegó primero a la fiscalía de Villarrica. Sin embargo, la Congregación de los Oblatos de María los habría reincorporado y estarían trabajando con jóvenes y niños en Asunción.
Los que dicen ser víctimas de acoso y abusos de dichos sacerdotes creen que existen muchos otros jóvenes del distrito de Paso Yobái que sufrieron lo mismo, pero que solo unos pocos se animaron a realizar la denuncia.
Presionados
Según indicó José Benítez Villanueva (43), su propio ahijado fue una de las víctimas que terminó negando todo ante la fiscalía porque la madre del joven trabajaba de cocinera y limpiadora en la casa parroquial. Relató que el otro adolescente que también se retractó trabajaba para la Iglesia, en el área de mantenimiento y limpieza de la parroquia.
Además contó que los jóvenes recibieron presiones de parte de varios religiosos y hasta ofrecimientos de dinero para que negaran las denuncias iniciales. Benítez era catequista hasta que le sacaron del plantel, según refiere, porque apoya a las víctimas. Expresó que tampoco le permiten salir de padrino de comunión o de confirmación.