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YAGUARÓN (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). Varios de los presentes expresaron que la subida a la cima de la colina era por devoción o porque realizaron una promesa de llegar al oratorio construido en el sitio. Esta edificación fue erigida a finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando era jefe político de la comunidad Buenaventura Gamarra, según cuentan antiguos pobladores de la zona.
Los participantes desafiaron el intenso calor para recorrer los senderos habilitados en medio de las piedras. Muchos padres con hijos en brazos y con equipos de tereré también se podía ver en el trayecto. Se trata de una aventura única y la fe otorga las fuerzas necesarias, expresó Victoria Cubilla (72).
La mujer relató que cada año sube a la cima del cerro para agradecer por su salud. Comentó que a su edad aún sigue vendiendo chipa casa por casa.
Creencia popular
Otro punto que hace que el cerro sea muy visitado cada Viernes Santo es que existe la creencia popular que señala que si los pies del peregrino son iguales a las pisadas de Santo Tomás en las rocas, este tendrá suerte durante todo el año y le será fácil contraer nupcias con la persona amada.
En la subida del cerro se pueden encontrar las quince estaciones del vía crucis que los visitantes tomaron como un desafío llegar a cada una de ellas, no solo por tradición, sino porque dicen que les da fortaleza , renueva el espíritu y se sienten protegidos por el Kurusu Gamarra.
Por otra parte, a partir de este año se agregó al pie del cerro como un atractivo la imagen del teju jagua y los siete mitos. También para los amantes de la aventura extrema se habilitó el rapel a través de las cuerdas.
Productores, artesanas y microempresarios también se instalaron en las inmediaciones en diferentes estands para comercializar sus diferentes artículos a los visitantes.
Para los que no conocían el lugar se previeron guías turísticos que llevaban a las familias a recorrer el cerro y los bomberos ayudaron en el descenso.
Una vista privilegiada
El cerro Yaguarón se encuentra en las cercanías del casco urbano de la ciudad homónima. Desde la cima, a 300 metros de altura, también se disfruta del agreste verdor que se contempla en los valles de los departamentos Central, Cordillera y Paraguarí, así como de la belleza del lago Ypoá.