Aseguran que superiores de Oblatos sabían antecedentes de cura acusado

Los superiores de la congregación Oblatos de María Inmaculada (OMI) tenían conocimiento de que el exvicario pastoral de Paso Yobái, Francisco Javier Bareiro, contaba con antecedentes de acoso sexual con jóvenes, según aseguró un exseminarista. Relató que en 2006 fue manoseado por el clérigo, y a pesar de denunciarlo, la congregación terminó ocultando el hecho.

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VILLARRICA (Pablo Gastón Ortiz, corresponsal). La presunta víctima, F.R.A.V., denunció que tenía 21 años cuando fue manoseado en 2006 por el presbítero Francisco Javier Bareiro. Su caso se suma a otras seis personas que acusaron por abuso y acoso sexual a los sacerdotes Bareiro y Gustavo Ovelar, exvicario y expárroco de Paso Yobái, respectivamente.

Los religiosos fueron expulsados de la diócesis de Villarrica después de que en 2014 se presentara en la fiscalía una denuncia por presunto abuso y acoso sexual contra seis jóvenes. Los casos habrían sucedido entre 2011 y 2013, cuando las presuntas víctimas tenían entre 16 y 21 años de edad.

Dos de seis jóvenes terminaron negando el hecho ante la Justicia. El caso está actualmente a cargo del fiscal de Villarrica Carlos Alvarenga.

El exseminarista se presentó ante la fiscalía de Villarrica a fin de aportar más datos en la causa abierta contra los religiosos. La denuncia indica que todo ocurrió cuando se preparaba para el sacerdocio en un seminario de la congregación Oblatos de María Inmaculada, aunque finalmente decidió abandonar la vocación.

Afirmó que fue manoseado por el clérigo, y se lo contó al viceprovincial de la Congregación OMI en Paraguay de ese entonces, Pedro César Brítez, quien se comprometió a investigar el caso.

Sin embargo, en el año 2010 el sacerdote Francisco Bareiro fue premiado con el cargo de vicario pastoral de la parroquia de Paso Yobái. Llamativamente, Pedro Brítez está ahora como párroco de Paso Yobái, pues desde 1939 los oblatos tienen a su cargo la cura pastoral de esta zona del Guairá.

Relato en el expediente fiscal

Según el exseminarista, en el año 2013, casi cuatro años después del episodio, representantes de la congregación lo convocaron a una reunión con Bareiro y otro sacerdote que actuó de testigo. Fue el primer y último encuentro con el clérigo, oportunidad en que le aseguró que lo que pasó no fue intencional y que tal vez solo lo hizo inconscientemente.

En la declaración que brindó la víctima ante la oficina de denuncias del Ministerio Público de Villarrica, dijo que en diciembre del año 2006 se fue a Horqueta para una misión juvenil encabezada por Bareiro. El religioso se encargaba de celebrar misa en el lugar, en tanto que los seminaristas trabajaban con los feligreses.

Cuenta que tuvo que dormir “ojopýgotyo” en la misma cama con el sacerdote (uno se acostó hacia la cabecera y el otro en posición inversa). En un momento de la noche el religioso le empezó a tocar los pies, siguió con la pierna y finalmente los órganos genitales. Según explicó, el joven optó por apartarse.

El párroco de Paso Yobái, Pedro Brítez, prefirió no hablar del caso, asegurando que la persona indicada para brindar información a la prensa es el sacerdote Zenón Berikani. Nos comunicamos con este último, pero pidió que lo llamáramos más tarde porque estaba ocupado, pero después ya no atendió nuestras llamadas a su celular.

Niegan autoría

El lunes, los presbíteros Gustavo Ovelar y Francisco Bareiro rompieron el silencio y negaron la graves acusaciones por abusos sexuales que formularon en su contra varios jóvenes de Paso Yobái. “Desmentimos categóricamente todos los hechos atribuidos a través de los distintos medios de comunicación del país”, expresan a través de un escrito.

Ambos sacerdotes aseguran que, “para coadyuvar en la justa investigación”, ambos fueron separados y suspendidos en el ejercicio del ministerio por los superiores inmediatos de la congregación OMI, quienes han dado estricto cumplimiento desde el día siguiente de la supuesta denuncia del protocolo de procedimiento de la Conferencia de Religiosos del Paraguay (Conferpar).

Los curas indican, finalmente, que las denuncias ante el Ministerio Público carecen de un sustento probatorio y legal y “fueron formuladas con una clara intención mediática y que han causado un daño irreparable”.

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