Arzobispo compara con “piedrita” acoso de cura contra joven limpeña

El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, dirigió una nota a los jóvenes de la Pastoral Juvenil de Limpio en la que les pide “no hacer de una piedrita, una montaña” al aludir a denuncias realizadas por acoso contra el expárroco de Limpio Silvestre Olmedo. En la misiva les informa que el cura “aceptó reparar el daño moral, mediante los ejercicios espirituales...”.

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El sacerdote Silvestre Olmedo fue denunciado por Alexandra Torres (20) por acoso sexual. El hecho saltó a la luz pública el 5 de diciembre, cuando el presbítero se desempeñaba con párroco de Limpio.

Torres se desempeñó como coordinadora de la Pastoral Juvenil de la parroquia San José de Limpio hasta mediados de noviembre. Relató que desde mediados de 2016 comenzó a ser sistemáticamente acosada por el entonces párroco, presbítero Silvestre Olmedo, y que decidió recurrir a la prensa porque cuando informó al arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, este le pidió rezar por el clérigo.

Tras la denuncia pública hecha por Alexandra Torres (20), aparecieron tres jóvenes que dijeron haber sido también víctimas del religioso, pero prefirieron mantenerse en el anonimato por no tener el apoyo de sus familias para realizar una acusación formal contra el clérigo. También dijeron temer a ser escrachadas.

El arzobispo emitió el 31 de enero último una nota dirigida a los integrantes de la Pastoral Juvenil de Limpio. Sus expresiones, en algunos puntos, fueron calificadas como una “vergüenza” por varios jóvenes que se comunicaron a nuestra redacción central.

El escrito señala: “Queridos jóvenes. Una vez acabada la investigación canónica sobre la denuncia de parte de Alexandra Torres ante un hecho que motivó su difusión en los medios de comunicación, me permito subrayarles. 1. El hecho en sí constituye un gesto indecoroso. 2. Debido a esto, hemos retirado al padre Silvestre de la parroquia y le hemos dado orientaciones según los criterios de la vida presbiterial. El mismo los aceptó y se dispuso a reparar el daño moral, mediante los ejercicios espirituales y mediante una vida austera, mediante todo el periodo de investigación canónica. 3. Les recomiendo para casos similares, conversar previamente y con sentido de respeto, con la persona interesada y luego con el sacerdote decano del lugar, hasta llegar al Obispo si fuere necesario. 4. Debemos cuidar de no hacer de una piedrita, una montaña. Esto quiere decir que cuidemos la información de un hecho similar para evitar daños mayores, producidos por la difusión en los medios de comunicación. En espera de acompañar siempre del buen desarrollo de la Pastoral Juvenil en esta populosa parroquia, les saludo en el Señor Jesús, y nuestra madre Santísima Virgen de la Asunción”, concluye la misiva, con firma y sello del arzobispo.

La copia de la nota fue viralizada por las redes sociales ayer y los internautas expresaron su repudio a la actitud del arzobispo al minimizar el hecho. En horas de la siesta comenzó a recorrer las redes sociales otra nota, pero sin los puntos 3 y 4, que fueron los más cuestionados, tampoco lleva fecha, la firma y el sello de monseñor Valenzuela.

Actuaron después de publicarse por la prensa

Alexandra Torres señaló que inicialmente el presbítero Silvestre Olmedo le manifestaba su interés con palabras y después, el 21 de setiembre de 2016, pasó al manoseo en la espalda y el pecho, que la motivó a presentar la denuncia ante los clérigos superiores. De acuerdo a las manifestaciones de la joven, el sacerdote aprovechó una tarde que ella se encontraba sola en la secretaría parroquial para intensificar el acoso y manosearla.

“Primero me decía que era linda, me acariciaba el pelo y ya me incomodaba. Como trabajo muy de cerca con los temas juveniles, traté de evitar lo más que pude la proximidad con el sacerdote. Pero una tarde que me fui a redactar una nota a la secretaría de la casa parroquial, él se me acerca por la espalda, me acaricia y luego va hacia mi pecho”, relató.

Expuso el caso ante los integrantes de la Pastoral Juvenil en una asamblea extraordinaria. Como resultado, los más antiguos de la agrupación le aconsejaron que informe el caso ante el titular del Decanato 9 con sede en Luque y del cual depende la parroquia San José de Limpio, monseñor Dionisio Echagüe.

El 27 de setiembre recurrió a Echagüe y el sacerdote solicitó que se labre un acta para dejar constancia de lo que sucedió. Le aseguró que inmediatamente tomaría cartas en el asunto con las personas indicadas. El 30 de noviembre, el sacerdote Óscar González se acercó a la parroquia San José de Limpio y pidió hablar con la joven, pero ella se rehusó a atenderlo y solicitó hablar con el arzobispo Edmundo Valenzuela.

El 1 de diciembre, González le convoca a una reunión a Alexandra Torres con el arzobispo Valenzuela para el viernes 2 de diciembre. Acudió y el prelado ya estaba al tanto de todos los antecedentes del caso que le afecta, aseguró la joven.

Monseñor Valenzuela se llamó a silencio tras los primeros días de la escandalosa denuncia. Recién el 8 de diciembre concedió una entrevista a nuestro diario y dijo que no descarta que la joven Alexandra Torres haya presentado la denuncia en setiembre en una reunión general en la Pastoral Juvenil de la Parroquia de Limpio, pero que la nota escrita recién recibió el 4 de diciembre firmada por ella y por el coordinador pastoral de San José de Limpio, Gustavo Benítez. Insistió en que antes de ese paso formal no le comunicaron el caso.

El presbítero Silvestre Olmedo, cuando le llamamos el 5 de diciembre, dijo: “No voy a hablar con nadie, menos con la prensa. Esto es un tema personal y no tengo por qué comentarte nada”.

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